Es una de las contadas obras municipales que han avanzado programadamente bien, pues su presentación es otra luego de las mejoras efectuadas con recursos propios y por administración directa; es decir, de entera responsabilidad de la institución.

Esto no significa que en el resto de las áreas haya una ineficiencia administrativa, pero sí un retraso en la consecución de los objetivos de las obras y funciones, tales como el camal, los mercados barriales, el cementerio, el botadero de basura o basurero municipal, entre otras.
Y aquello demanda de una prolija manera de proceder, puesto que las posibilidades de mejoras, sin la permanente dependencia del gobierno, son posibles, de manejarse los recursos en la forma adecuada como se lo está haciendo con la terminal terrestre.
Las recaudaciones de la propia terminal son las que están reinvirtiéndose en la obra, lográndose culminar con eficiencia y satisfacción la primera etapa, que si no es una obra de arte, sí es un ejemplo de lo que se puede avanzar en beneficio de la ciudad y en las prestaciones adecuadas de servicios.
Y es oportuno decirlo ahora, cuando las exigencias ciudadanas a la corporación municipal crecen por el estado de indefensión en que se encuentra el cantón Portoviejo, situación apurada por la inequidad aplicada por este gobierno en la distribución de las rentas municipales, que ha hundido a Portoviejo en la tabla de las asignaciones oficiales.
Sin embargo, además de la responsabilidad municipal, para la continuidad de estos buenos ejemplos la colaboración ciudadana es vital, porque del cumplimiento de los deberes para con el cantón depende del avance; y entre estos está el pago oportuno de los impuestos, de las tasas por servicios y de todo aquello que signifique obligación colectiva.
Claro, con la idea que se manejarán los recursos de una manera pulcra y segura.