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PORTOVIEJO
El reportero de las mil historias de crónica roja

Lleva 10 años haciendo crónica roja para un medio de comunicación radial de la provincia, en medio de peligros y anécdotas un poco extrañas, Enrique Moreira, conocido como "Tardeli", nos cuenta las vivencias que ha tenido en el periodismo.

Sábado 03 Julio 2010 | 00:00



El sobrenombre de "Tardeli" fue idea de su compañero de trabajo Cruz Mera Vinueza.
Nace porque, según Moreira, casi siempre llegaba tarde a las coberturas, entonces Cruz Mera se acordó del nombre de un jugador italiano, y no precisamente porque Moreira sea un buen jugador, sino que "Tardeli" viene de tarde, por eso el apodo.
Explica que su labor en la reportería radial comenzó cuando él acompañaba a Lester Ibarra a las coberturas.
"Yo le manejaba la moto a Lester en las madrugadas y lo acompañaba siempre a las coberturas y poco a poco me fue gustando la radio hasta que se dio la oportunidad", indica "Tradeli".
Moreira recuerda que su primera cobertura fue un accidente de tránsito en la parroquia San Pablo.
"Llamé a la radio y avisé del suceso, entonces me dieron la oportunidad de reportar y de ahí en adelante le fui cogiendo cariño al oficio", cuenta.
Otra de las experiencias vividas por "Tardeli" fue cuando un amigo lo llamó para avisarle que en el centro de la ciudad había una persona muerta.
Cuenta que cuando llegó al lugar se encontró con el cadáver de un hombre boca abajo y con un tenedor clavado en su espalda.
"En ese momento sentí miedo, pues era la primera vez que veía a una persona asesinada y lo primero que hice fue llamar a la Policía", narra.
En el trabajo periodístico son varios los problemas que los reporteros se pueden encontrar en la calle cuando se realiza alguna cobertura de crónica roja y fue justamente en una de esas coberturas que "Tardeli" vio de cerca a la muerte.
Habían asesinado a una persona en El Florón y Moreira fue a cubrir la nota en su moto, a la cual la denomina "la potranca roja".
Al llegar al lugar, un hombre que estaba en la velación, en aparente estado etílico, sacó su arma de fuego y lo apuntó.
"Me insultó y me iba a disparar, pero gracias a una persona que estaba en el sitio que le quitó el arma, me salvé, pero sí alcanzó a pegarme un cachazo", dice Moreira.
A pesar de la agresión sufrida, Enrique salió del sitio y se fue a su casa y desde allí informó a sus oyentes lo que había ocurrido.
Como su trabajo periodístico se lo exige, "Tardeli" iba todos los días de mañana a la morgue del cementerio, y en la esquina del mismo había un señor que lo llamaba y cada vez que se acercaba a él, la persona desaparecía.
Durante un año pensó que era un fantasma el que lo estaba siguiendo, pero con el tiempo descubrió que un amigo era la persona que lo llamaba y que cuando se acercaba se escondía en un hueco.
Son cientas las historias y anécdotas que le han sucedido a "Tardeli", que el espacio no alcanza para contarlas todas, pero asegura amar esta profesión, la cual no piensa dejar.

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