En China, la ecografía y el aborto son un cóctel exterminador que se está empleando para prescindir de millones de chiquillas. Ya impera una desigualdad de sexos en el coloso asiático.

La estrategia de un solo hijo decretada en China en los años 80 vino a incrementar el atropello contra las hijas. Se sospecha que hay un déficit de 60 millones de chiquillas. Gran parte de los hombres compran a las adolescentes y para ello se trasladan a Vietnam, Laos o Camboya, donde existen familias indigentes prontas para trajinar a sus propias hijas.
Por otra parte, las adolescentes chinas son raptadas para ser convertidas en esposas de los millones de hijos que han sido fecundados en los últimos años en el país del Sol Naciente. En este tenebroso mercado, los mocitos valen el doble que las niñas. La Asociación China de Padres de Niños Secuestrados estima que las chiquillas raptadas son cerca de 40.000.
El exterminio salvaje de niñas es producto de la regulación de la natalidad, la legitimación del aborto y el discernimiento del sexo de la criatura a través de la ecografía.