Como ella, más de cien comerciantes están apostados en este sector desde hace más de diez años, y a la fuerza se hicieron conocer no sólo en el cantón sino en toda la provincia.
Y es que, aunque la presencia de los comerciantes minoristas en la vía pública se ha convertido en un dolor de cabeza para las autoridades municipales, ellos persisten en su lucha diaria.
Ese es el caso de Josefina Vera, quien tiene 15 años en el sector; ella vende ropa interior de hombres. Todos los días llega a las 06h00 y se retira a las 18h00; ordenar la mercadería le toma dos horas.
Ella aspira que pronto las autoridades municipales dispongan la construcción de módulos, donde únicamente le toque "abrir y cerrar".
Similar opinión vertió Javier Intriago, quien vende mochilas.

Situación difícil
Juan Mariscal tiene 30 años como vendedor minorista; asegura que aunque muchos quisieran ser comerciantes formales, la situación económica no les permite alquilar  un local.
"No hay circulante, y las pocas ventas que se harían no alcanzarían para pagar el alquiler de una tienda", dijo mientras atendía un cliente.