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Socializando al país
Socializando al país
Por: Childerico Cevallos
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Domingo 27 Junio 2010 | 00:00

Entre los derechos inconculcables del hombre están las libertades de expresión, de opinión, de pensamiento. Un Estado no puede decir que se desarrolla libre y soberano cuando sus habitantes están imposibilitados a manifestar, abiertamente, sus pensamientos, ideas, observaciones, especialmente sobre la manera o forma cómo se manejan sus gobiernos.


Gobiernos que, para ser eficientes, deben buscar la mayor participación ciudadana que los acerque al soñado estatus en el que la nación pueda disfrutar de la igualdad y la  fraternidad proclamadas hace 220 años en la revolución francesa, cuando se intentó descartar el despotismo y la monarquía.
Despotismo y monarquía que, amañadamente, intentan resurgir en el siglo XXI bajo la pintura de un socialismo que abre sus tentáculos para oprimir a quienes den síntomas de irrespeto a sus planes de grandeza que, de a poco, empiezan a florecer bajo la imposición del engaño y por la desesperación de las gentes que anhelan cambios, que desean mejoras en sus vidas, esperanzadas a un futuro con menos miserias, confiadas en las promesas de redención.
Promesas de redención que difícilmente llegarán a ser cumplidas si quienes tienen ese deber, esa responsabilidad suprema de transformar sueños en realidades, anhelos en existencias, guardan las sagradas aspiraciones del pueblo en las oquedades de sus almas para satisfacer, convenientemente,  sus ansias de poder.
Ansias de poder que buscan filtrarse por cualquier resquicio, abusando, aprovechándose de la voluntad de los crédulos que ciegamente la entregan a quienes se presentan como redentores de sus males, sin mirar ni prevenir  futuras frustraciones.
Frustraciones que son el pan dañado de cada administración sobre todo de aquellas  que asumieron con altavoces y luces de bengalas, que juegan a las cascaritas con las dignidades de los antecesores pero que luego pasan a ser medidos con la misma vara, dejando al pueblo, al soberano, al elector, al núcleo primario de la sociedad, en desahucio, quebrado, desmoralizado y desprestigiado internacionalmente, como está volviendo a suceder con el presente gobierno.
Presente gobierno que apuesta a la conculcación de la mayoría de las libertades individuales del ecuatoriano acosado por el prejuicio socialista de hacer del Estado el padrastro-patrón, concentrador, centralista, censor, fiscal, juez y verdugo de las acciones, costumbres, gustos y decisiones del ciudadano.
Ciudadano que, de a poco, es ubicado en chacra, huasipungo, parcela o finca, de acuerdo al grado de efervescencia extranjera que haya acumulado del programa de hacer que la Patria ya sea de todos … los que comulguen con el Socialismo del siglo XXI. 
Socialismo del siglo XXI que está empujando a la democracia ecuatoriana al filo de la navaja.

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