Ante el colapso de nuestras calles y destrucción de aceras, bordillos y parterres, legado del pasado reciente, la Corporación Municipal ya tiene iniciado la reconstrucción del tejido urbano, de sus vías, de la mano con sus andenes (aceras). Las calles, imposible movilizarse sin ellas, se crean con las fundaciones de las ciudades, su trazado típico de damero lo tiene Portoviejo.
Pero como todo organismo la ciudad debe tener todos sus miembros saludables para un vivir a plenitud. De hecho nuestras aceras y calles merecen la prioridad que siempre deben tener. En este tema coincidimos con la municipalidad.
Son muchas y variadas las causas del deterioro y final colapso. La anarquía del tráfico de vehículos pesados, en calles no diseñadas para semejante sobrecarga, los anillos viales no concluidos lavadoras de carros, mecánicas, cambios de aceite, roturas de pavimentos, un alcantarillado interminable, el centro administrativo prácticamente tomado por el vehículo particular durante horas que no reportan ningún ingreso a las pocas rentas municipales (es gratis). La tarea de los portovejenses es dura, pero ya está iniciada.
También debe darse cabida en esta reconstrucción a la importancia de la tarea de los “triciclos” y el innegable beneficio de la presencia de la bicicleta, dos saludables transportes amigables con el medio libres de emanaciones de gases, ruidos e injustamente relegados en nuestros diseños.
Pero también al ciudadano de a pie, el peatón, se lo ha perjudicado y está sin aceras amplias libres de la siembra arbitraria de obstáculos como los postes para un tendido de cables obsoleto, con los clásicos “tallarines”, vallas publicitarias, cajas de registro sin tapas, ocupación desordenada del espacio.
La tarea de reconstrucción es dura, pero ya está iniciada.