El último sábado se vino abajo  la casa de Margarita Pilay, producto de un fuerte viento.
La estructura de la vivienda era inestable por los deslizamientos de tierra que existen en el lugar, lo que facilitó el derrumbe de la casa, dijo su dueña.
Ella asegura tener escritura de su bien inmueble, del que ahora sólo quedan escombros.
También dice que su terreno, cuando lo compró, no estaba en zona de riesgo, pues era plano y estaba bastante distante de la pendiente que hoy desnuda las columnas de las casas de construcción mixta y de caña guadúa.
Ella pide apoyo al municipio para levantar su casa.
Dice estar enferma y no tener dinero para  reconstruirla.
Otros vecinos aseguran que los terrenos del sector se debilitaron desde hace tres años, producto de  la  rotura de una tubería de conducción de agua.
Toda el agua que se desperdició durante la noche y madrugada filtró y dañó los terrenos.
"Lo que fue agudizado con las últimas lluvias", indicó Carlos Macías, otro vecino que se ve amenazado por los deslizamientos de tierra.
Él demanda al municipio la construcción de un muro de contención.