Me contagio de la belleza de un país que tiene corazón para creer en un Dios que engalana los caminos y las primicias de gente pujante, enredadas en el conflicto de gobernantes sin liderazgo que gritan y festejan la ignorancia de mi pueblo. Hasta que el Pacífico se seque tendremos ese malestar en nuestra familias, la desocupación tiene nombre de diablo disfrazada de delito, controlemos nuestro hogar y asumamos la responsabilidad de grandes retos culturales.

Vivir y crecer en Libertad, expresar el canto de las aves, señalando el cielo ecuatoriano que lo inspira. Nadie, absolutamente nadie, tiene el derecho de amordazar el canto de las aves, ni mucho menos dejar de indicarle el verdadero camino. Somos libres de elegir nuestro propio
destino y capaces de decidir qué hacer por nuestro propio bien. Que nadie nos imponga nunca, qué debemos de leer o escribir, ver o escuchar; porque en ese momento la vida muere al no poderme expresar.
Quite la correa al verdugo y póngale un libro alemán para que entiendan el significado de lo que es calidad, así se ilumina el servicio en salud, educación, empleo y mucho más.
No queremos que nos den huevos fritos, queremos aprehender a criar gallinas; hasta cuándo esperamos el buen vivir o el sueño ecuatoriano para todos. Queremos servir al Ecuador trabajando, estamos cansados de gobernantes mediocres a su lado, Sr. Presidente; ponga a gente capaz y de trabajo, esa gente no está en la partidocracia actual, esa gente está en el pueblo. Somos un país pequeño favorecido por el poder divino, no nos separen por designios políticos ni bandos sumergidos, hagamos la unión de talentos e intelectos y amémonos todos por el desarrollo de este frutal maltratado llamado Ecuador.
* Universidad Ecotec , asesor de proyectos, Guayaquil