Ellos son personas reubicadas que perdieron sus casas por las fuertes lluvias o habitaban en zonas de riesgo, por ello, la entonces Defensa Civil pidió que fueran reubicados. También hay los que invadieron un terreno municipal porque no tenían un solar. A 308 familias el Gobierno, a través del Miduvi, las reubicó en esta ciudadela, cuyo nombre llama a la unión.
Antonio Zambrano, uno de los habitantes, señaló que no todas las 308 villas están habitadas, ya que les faltan puertas, ventanas y más accesorios. Los que las habitan son más de 200 familias que hace seis meses decidieron tomar posesión de las casas que les habían asignado, porque tenían miedo de que los contratistas no las terminen nunca. Con la posesión se adelantó la entrega, recuerda.
El vecino dijo que las casas son bonitas y tienen otros servicios como alcantarillado y ya se mejoró la electrificación, pero aún no pueden superar la falta de agua potable. Explicó que por las nuevas tuberías nunca llega el líquido y que para lograr un poco deben comprarla a tanqueros que venden cada tanque en un dólar.
Egda Barcia señaló que hay familias que no viven a orilla de las calles y el tanquero no puede ingresar hasta esas casas, entonces los vecinos deben, con mucho esfuerzo, trasladar con tachos el agua hasta las viviendas. Yenifer Delgado dijo que ese problema debe ser solucionado para tener una vida menos dura.
Los pillos
La vida en Unidos Venceremos transcurre casi con normalidad. Los vecinos realizaron actos sociales por el Día del Padre para distraer a la pobreza, que es notoria en muchos rincones del sector.
A los habitantes de la ciudadela además del agua les preocupa la delincuencia, que está llegando de a poco. Algunos moradores señalaron que los delincuentes han realizado varios robos menores y temen que el problema se agrave.