Él es Vicente Ricardo Cantos Lino, conocido cariñosamente como “Primo” por sus amigos y conductores de tráileres, furgones, buses y los distintos vehículos que de manera constante transitan por dicha carretera.
La particularidad del "Primo" es que, pese a su edad de 76 años y a su condición de no vidente, no “afloja” su ritmo de diario trajín subiendo y bajando de los buses, donde entona canciones, por las que espera a cambio alguna moneda.
Cuando se viaja en esa ruta y se coincide con el "Primo", se puede escuchar un pasillo, un vals, un bolero o una ranchera y hasta alguna cumbia. Ahora vive de su garganta y de su guitarra. Antes, y durante 19 años “yo pedía limosna en las calles, ya que a la edad de 11 años quedé ciego, primero me cayó catarata en los ojos y como soy pobre y no tenía dinero para operarme, perdí la vista”, dice con un tono de resignación.
Cantos señala que su rutina de trabajo empieza a las 09h00 y se extiende hasta las 16h00, hay veces que logra ganarse unos cuatro dólares, pero “cuando el día está mejorcito, puedo hacer hasta unos diez dólares”, afirma.El "Primo" está prácticamente solo en el mundo, ya que su esposa Luz Galarza falleció hace cuatro años, con ella se casó siendo ya ciego, a la edad de 30 años. 
De lo que gana cantando colabora a su cuñado Honorio Rodríguez, en el recinto Los Vergeles, para que le dé desayuno y merienda, y el almuerzo lo come en Jipijapa o Cascol. Él no pierde su fe en Dios.