De ese mundo vegetativo en el que deambulé las últimas semanas no se traen recuerdos… lo aseguro; empero, unos actos públicos se me grabaron - luego de que los médicos autorizaron me trasladen de Guayaquil a Manta para que me siga recuperando con el cariño de mis familiares y amigos- hechos que los advertí en la TV y en la prensa escrita y que agradeceré me permitan referir:

Desde mucho antes de mi accidente automovilístico –sucedido a fines de abril reciente- ya sabíamos de los 3 años de prisión al que fue sentenciado el editorialista de El Universo, Emilio Palacio, por su artículo “Camilo el matón”; luego vinieron apelaciones de las 2 partes y en esa instancia legal es que nos sorprendió la buena noticia que originó Camilo Samán, al desistir él de toda acción legal al respecto, por pedido de su fallecido señor padre y por su voluntad propia.
Será por mi sensibilidad o algún otro fenómeno, pero me impresionó mucho dicho acto, en el que sin los clásicos apretones de manos, abrazos, ni las fotos de estilo; solo prosiguieron algunas declaraciones de los involucrados y sus defensores, enfocando más al área política que el campo humano; hechos que no dieron marcha atrás a la voluntad del acusador; aprovechando para confesarles que cuando leí el original del artículo de marras, este me pareció bastante fuerte; luego vino la cizaña política con sus intereses, el juicio y por fin el fallo judicial que empantanó el armonioso convivir que la sociedad aspira entre actores públicos como los nombrados; recordando la cercanía entre el Presidente Rafael Correa con Samán y las altas funciones que este desempeña  en la importante CFN.
Inmersos como estamos en grandes cambios ideológicos, señalo que estos, cuando invaden los campos de los derechos, libertades y fundamentos económicos, producen perdurables secuelas en las comunidades; esto lo menciono recordando la bienvenida fraternal que, con su presidente Alan García a la cabeza, a nuestro líder Rafael Correa le dieron nuestros hermanos del vecino Perú, país con el que tantas diferencias, hasta bélicas tuvimos. Este hito, la armoniosa visita de senadores  estadounidenses y la de la poderosa señora Clinton, la condecoración a la extraordinaria chilena Michell Bachelet, la aludida terminación del impasse legal entre Samán y Palacio, a lo que agrego este momento especial que personalmente ahora vivo, me hacen estar esperanzado de que en nuestra sociedad y continente estén floreciendo cultivos de reflexión y cordura que tanto necesitamos para beneficio de nuestros sufridos pueblos que soportaron desigualdades, postergaciones y atrasos; eventos que los modernos actuales dirigentes constantemente ofrecen  corregir.  
¡Procuremos todos, que buenas noticias como las mencionadas se multipliquen por doquier!