Es lamentable tener que consignar la prepotente y arrogante forma de actuar del jefe de Estado en las reuniones de gabinete ministerial, la forma como trata a sus colaboradores pensando que es un administrador de hacienda dando órdenes y retando a sus peones, pasiones políticas que está llegando a peligrosos términos para la convivencia civilizada y democrática entre ecuatorianos. Hay un connotado afán por desprestigiar a la prensa nacional, y en el caso de Manabí, a El Diario, desvirtuando los hechos y torcer la verdad, por ejemplo de los acontecimientos desarrollados en esa reunión folclórica efectuada en la ciudad de Jipijapa, donde la ciudadanía clamaba por el suministro de agua potable frente a sus acólitos prefecto y alcaldes de Manabí.
El valor y objetivo de El Diario, que sirve al pueblo manabita con la fuerza moral que le acompaña, el prestigio de sus actos patrióticos demostrado por sus creadores, funcionarios y por su actual director, demuestran la conducción y defensa de los caros anhelos de nuestra región, atrapada por el atajo de los falsos y revolucionarios planes del gobierno concentrador de todos los poderes, destruyendo la libertad de expresión, sin la cual la sociedad no puede vivir y el individuo desenvolverse y gozar de las garantías constitucionales establecidas en la ley.
Desde esa ocasión hasta ahora se muestra que el trato y ofertas dadas a las autoridades seccionales de Manabí fue una tomadura de pelo aplicando el pendejometro, dando como excusas y calificando a los contratistas de nuestra provincia como ignorantes que ni siquiera saben elaborar una simple planilla de pago de obras, lo que tiene paralizado las obras de infraestructura contratadas por la ex Corpecuador, debiendo decirse la verdad que los pagos no se han efectuado por la quiebra financiera del país, teniendo que, el gobierno nacional, en forma desesperada colocar los bonos del Estado en el IESS, en desmedro de sus afiliados para cubrir el déficit fiscal.
La falta de presentación de proyectos justificables por el prefecto y los alcaldes de los cantones manabitas, es el resultado de las desapariciones de las instituciones de desarrollo provincial, como la CRM, gestora del 70 por ciento de las obras de infraestructura hidráulicas y sanitarias, cuyos proyectos fueron planificados y ejecutados en todos los cantones de Manabí hasta la década de los 90, y luego las cuotas políticas entregadas a los diputados y los directivos recientes corrompieron su estructura institucional. Los últimos sucesos del juicio político al Ministro Fiscal es otro tongo del emperador, que en forma tapiñada gobierna con el PRE, PSC, y otros, demostrado en la votación dada en la Comisión de Fiscalización de la Asamblea Nacional, al puro estilo de la vieja partidocracia de la cual hipócritamente reniega.