De 50 a 70 detonaciones por día hasta el 11 de junio pasó a 10 explosiones diarias en las últimas 72 horas, reportó el IG. 
En un reporte especial, indicó que como consecuencia de ello “los cañonazos y bramidos con vibración de ventanales y suelo en las zonas cercanas al volcán se han reducido a bramidos esporádicos de baja intensidad”.
Estas señales, según el IG, disminuyen las posibilidades “de que se presenten erupciones explosivas grandes, con la consiguiente generación de flujos piroclásticos”.
Informó que los índices que utiliza para medir la actividad del Tungurahua “también han comenzado a descender de manera sostenida, lo que apoya nuestra afirmación”.
Otro indicativo de que la actividad ha bajado es la ceniza. El IG ha registrado columnas de ceniza que “excepcionalmente” han alcanzado los 3 y 4 kilómetros de altura sobre la cumbre. Sin embargo, “las emisiones con contenidos moderados de ceniza se mantienen razón por la cual, la actividad se considera como alta”, explicó el su último informe.
Si la actividad continúa como en las últimas 72 horas, se habrá concretado el tercer escenario presentado por el IG a las autoridades el 31 de mayo. Éste se caracteriza por niveles de emisión de ceniza moderados y liberación de la presión interna de manera esporádica.
Este escenario no representa un “impacto para la población”, explicó el IG.
El IG, sin embargo, ha analizado otra posibilidad, en la que el volcán libera la presión interna de gases de manera más rápida, generando columnas eruptivas con abundante contenido de gases y ceniza.
En ambos casos, las situaciones descritas se presentarían en los próximos días o semanas.
Sin embargo, aún no descarta completamente otra explosión a mediano plazo o de forma súbita. Esto “en función de lo atípico que ha sido el presente reinicio de la actividad del Tungurahua desde el pasado 28 de mayo en relación con los 11 años anteriores”.