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Cambio Climático
Dos grados más de temperatura que pueden cambiar el mundo

La ciencia lo confirma: no se trata de reducir un porcentaje de las emisiones de CO2, sino de llegar a la “emisión cero”.

Martes 08 Diciembre 2009 | 20:21

Y de ello se deriva que tendremos que despedirnos de nuestro estándar acostumbrado de vida. Al comenzar la Cumbre sobre Cambio Climático de Copenhague se hizo un urgente llamamiento: acabar con las palabras y pasar a los hechos.

 

Allí se habla y se discute, se propone y se negocia, pero el cambio climático reclama acciones y medidas concretas, no sólo palabras. La semana próxima se verá si los jefes de Estado y de Gobierno de todo el mundo están dispuestos a poner en marcha con determinación un plan conjunto para detener el calentamiento global. Esa exigencia no se dirige sólo a los países industrializados, sino también a los países emergentes, que deben aportar su grano de arena.

Entre ellos, Brasil tiene un rol muy importante, el de “pulmón verde” del mundo, que se está quedando sin aire por la tala indiscriminada de bosques tropicales en la región amazónica. No se debería superar un aumento de 2º C Anders Levermann, del Instituto de Investigaciones sobre Cambio Climático de Potsdam, afirma que “para evitar el peligro del calentamiento global, debemos lograr mantener el aumento de temperatura del planeta debajo de los 2 º C. Para conseguirlo, es necesario que las emisiones de CO2 bajen drásticamente, luego de haber alcanzado su punto máximo, dentro de los próximos 5 a 15 años.

” El científico explica que, cuanto más tiempo esperemos para comenzar a reducir las emisiones, mayor deberá ser la reducción, lo que, en algunos casos, puede hasta ser imposible, o extremadamente caro. Por eso, es muy importante lo que se decida este año en Copenhague. Según Anders Levermann, el éxito de la Conferencia sobre el clima depende ante todo de los grandes países, como los EE.UU. y China, pero, por supuesto también el rol de la Unión Europea y de Rusia es de peso. Aún se debate sobre el año que se tomará como punto de partida para el comienzo de la reducción de emisiones. EE.UU. y China tomarán el año 2005, la Unión Europea el año 1990, por ejemplo.

“En el fondo sólo son juegos con cifras. El meollo del asunto es establecer qué reducción se espera en los próximos tiempos. Eso depende siempre de la evolución de las emisiones”, explica el experto. Pero, según él, lo decisivo es que, hasta el 2050, deberíamos emitir una cantidad de CO2 que no sobrepase el trillón de toneladas, ya que, de lo contrario, no podríamos mantener el nivel de 2º C de aumento de temperatura. En los últimos nueve años ya gastamos un tercio de ese trillón, es decir que nos quedan dos tercios que podemos emitir hasta el 2050. Un reparto equilibrado “Si repartiéramos la cantidad de CO2 a emitir entre los países más industrializados, entonces cada uno de los habitantes de los EE.UU., por ejemplo, debería reducirlas drásticamente. En India no tendrían que modificarlas. China, en cambio, tendría que bajarlas en un 50 por ciento por cabeza. Eso representa cambios fundamentales”, señala Levermann.

El experto acentúa que lo importante, científicamente hablando, no es de qué modo se distribuya reducción de emisiones, sino el resultado, es decir, que no pasemos del mencionado trillón de toneladas de CO2, y que no se superen los 2 º C de aumento de temperatura. En cuanto a la responsabilidad que le toca a los países industrializados y a los emergentes, Levermann opina que “mi opinión personal es que debemos llegar a que todos tengan los mismos derechos de emisión de CO2. Se puede referir a un año, o a las emisiones totales por persona. Lo más importante es que lleguemos a la emisión cero. Eso suena terminante, y lo es.” Levermann explica que, con la emisión cero, no tendríamos nunca un estilo de vida como el que tenemos hoy. Esto significa que hay mucho por hacer, y que la dirección ya está definida. “Sólo queda que en Copenhague se trabaje para balancear la distribución de responsabilidades. Lo importante es que nadie abandone la cumbre sin aportar un resultado.

Eso sería una pérdida de autoridad para aquel político que lo haga”, advierte el investigador. Acerca de la inexistencia del cambio climático producido por el hombre, Levermann tiene una opinión muy clara: “No, y rotundamente no. No existen semejantes estudios. Siempre habrá alguien con un título de especialista que diga que no existe el cambio climático, o que existe, pero que el ser humano no lo provoca. Pero no hay prácticamente ningún estudio científicamente fundamentado, o comprobado en publicaciones especializadas acerca de dicha teoría”, subraya Levermann. Es decir, que en la ciencia no se está ocultando nada, sino que simplemente no es un tema de discusión en el mundo científico.

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