Correa recalcó que, en todo caso, "no será un Tratado de Libre Comercio (TLC)" lo que acepten.

Así se pronunció el mandatario ecuatoriano durante una conferencia sobre las relaciones entre la Unión Europea (UE) y Latinoamérica en Bruselas, dentro de la visita oficial a Bélgica que concluye hoy.

Estos días se debate en Ginebra (Suiza) la reducción del gravamen al banano latinoamericano y, a pesar de las objeciones de los países del grupo ACP (África, Caribe y Pacífico), que están exentos de pagar un arancel, la posibilidad de lograr un acuerdo parece cercana.

Correa destacó que, "en estos momentos, la relaciones entre la Unión Europea y América Latina adolecen de una inercia preocupante", dado que "siguen marcadas" por la "lógica de libre comercio y aperturismo" de los años 90, "que fracasó estrepitosamente en América Latina".

En lugar de potenciar el libre comercio, propuso volver a la negociación de un acuerdo de asociación -que incluye además el diálogo político y la cooperación- entre la UE y la Comunidad Andina de Naciones (CAN), que Ecuador abandonó al considerar que no iba encaminado al desarrollo del país.

Correa se ha reunido durante dos días con las autoridades belgas y con líderes de la izquierda europea en el marco de una visita bilateral, en la que no hay programado ningún encuentro con representantes de las instituciones de la Unión.

Según indicó, para la UE Latinoamérica ocupa un "lugar secundario" y sólo tiene interés en tres países: Brasil, México y Chile, un Estado que consideró un "ejemplo neoliberal".

Para Correa, ese alejamiento se debe a que el bloque europeo ha tenido como "prioridad" en los últimos años la ampliación hacia los países del este y el sur de Europa, y la elaboración de un nuevo marco, el Tratado de Lisboa, además de a la falta de un "lobby" o grupo de presión latinoamericano "eficaz" en Bruselas.

También se refirió a que se ha iniciado en Latinoamérica un "nuevo ciclo político que no ha sido comprendido por la UE", y que pretende cambiar la relación de poderes en favor de las mayorías.

En su opinión, "no se ha comprendido" la creación de organizaciones latinoamericanas como la Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur) o de la Alianza Bolivariana de las Américas (ALBA), una "genuina expresión de las transformaciones políticas de varios países".

Por otra parte, deploró que las cinco cumbres entre América Latina y el Caribe y la UE celebradas entre 1999 y 2008, no hayan producido "progresos significativos", y que siga "pendiente el establecimiento de una asociación estratégica biregional, planteada en la primera de esas cumbres, ya en 1999".

En opinión del mandatario ecuatoriano, el error es tratar de imponer a América Latina unas políticas "que practican ahora, pero no cuando tenían nuestro nivel relativo de desarrollo".