Obama repartió caramelos y dulces a los pequeños, procedentes de once escuelas de Washington, Virginia y Maryland, que acudieron a la residencia presidencial vestidos de fantasmas, brujas y vampiros, como es tradición en Estados Unidos.

Para la noche de ayer, la Casa Blanca se iluminó de naranja, color de las calabazas de Halloween. Muchos estadounidenses, como es habitual, decoraron sus hogares para la ocasión con todo tipo de esqueletos y muñecos monstruosos, mientras los más pequeños suelen ir de casa en casa pidiendo "trucos o tratos" y recibiendo montones de dulces.

Para su primer Halloween en la Casa Blanca Michelle Obama se vistió de Catwoman, una de las adversarias de Batman, con orejas de piel y camisa leopardada. La embajadora estadounidense ante la ONU, Susan Rice, se disfrazó de Goofy, amigo de Mickey Mouse, uno de los personajes de Walt Disney.
 

El portavoz presidencial, Robert Gibbs, eligió, por su parte, ataviarse con el traje de malo de la Guerra de las Galaxias. El único vestido normal era Obama, con camisa blanca y pullover negro