"Gracias a Dios, el levantamiento es un completo fracaso", dijo en una entrevista retransmitida por la Radio Pública, al tiempo que señaló que el Gobierno no se cree victorioso en estas circunstancias.

Correa subrayó que con medidas de fuerza como la adoptada por los dirigentes de la Confederación de Nacionalidades Indígenas (Conaie) se afecta a todo el país y recordó que el cierre de carreteras, algo que ya se ha producido al inicio de la protesta, es "un delito".

El jefe de Estado, que reiteró que no dialogará bajo presión, formuló un llamamiento a la "unidad" y subrayó que la movilización, que comenzó hoy, se convocó en base "a mentiras", pues el Gobierno no pretende privatizar el agua, como temen los indígenas.

Correa opinó que con estas medidas de fuerza "no hay vencedores ni vencidos" y expresó su esperanza de que los indígenas se den cuenta de que, a su criterio, están siendo utilizados.

"Ojalá los compañeros indígenas se den cuenta de que están siendo instrumentalizados por una derecha que quiere crear un escenario como el de Honduras, que tiene infiltrados en sus filas", indicó desde la ciudad de Ibarra, en el norte del país.

El mandatario, un economista de 46 años, pidió que se deponga el levantamiento para dialogar, pues aseguró que no conversará bajo condicionamientos de nadie.

Las primeras horas de la protesta indígena se desarrolla hasta ahora sin mayor acogida en el país, salvo esporádicos cortes de rutas que se reportaron, entre otras, en las provincias de Bolívar, Chimborazo, Imbabura, Tungurahua, y en el norte de Pichincha.

Tan pronto se cortaron las carreteras con piedras, árboles o neumáticos en llamas, la Policía las despejó para garantizar la circulación.