La elección del presidente, que abrió un año electoral que culminará con las elecciones generales en septiembre, sirvió para ratificar en el cargo a Koehler, ex director del Fondo Monetario Internacional (FMI), de 66 años, nacido en un territorio que forma parte de Polonia. El presidente consiguió un segundo y último mandato de cinco años en la primera vuelta, con los votos de 613 de los 1.223 parlamentarios y de los representantes de la sociedad civil, reunidos en el Bundesrat. Koehler derrotó a su adversaria social demócrata Gesine Schwan, de 65 años, gracias al apoyo de los liberales del FDP, con los que la canciller conservadora Angela Merkel espera poder formar gobierno tras las generales de septiembre para no tener que contar con los socialdemócratas, como en esta legislatura. Cargo honorífico El cargo de presidente alemán es más bien honorífico, ya que no dispone de ningún poder ejecutivo. Este año, sin embargo, los medios de comunicación alemanes dedicaron un amplio espacio a la elección de Koehler, por su coincidencia con el 60º aniversario de la Constitución de 1949, que supuso el nacimiento de la República Federal tras el nazismo y la derrota de 1945. A dos pasos del Bundestag, alrededor de la Puerta de Brandeburgo, cientos de miles de personas celebrarán el aniversario de la República Federal, que se convirtió en la Alemania reunificada hace veinte años tras absorber a la Alemania comunista (República Democrática). Varios actos, como conciertos y lecturas, están previstos en Berlín, así como en otras ciudades alemanas. Paralelamente, la extrema izquierda tiene previsto organizar una "marcha antinacional" en el centro de la capital. "Los alemanes tienen toda la razón de sentirse felices por el 60º aniversario de la Constitución y por celebrarlo juntos", respondió Merkel.