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Ricardo Trotti [email protected]
Con las defensas bajas

La combinación entre la crisis de salud y la recesión económica global ha potenciado el debilitamiento de las defensas inmunológicas de países y ciudadanos del mundo entero.

Martes 19 Mayo 2009 | 20:54

Esta mezcla de crisis resulta un coctel letal para todos. En los países más desarrollados, el desempleo y la pérdida de ingresos están disparando los índices de mortandad a causa del alcohol, depresión, cardiopatías y suicidios; mientras que en los subdesarrollados, el repunte en la cotización del dólar y la falta de recursos, están dificultando la importación de medicamentos complejos como la insulina y vacunas para la prevención. A su vez, este nuevo fenómeno agrava la saturación de los sistemas sanitarios que deben hacer frente a nuevos virus como la fiebre porcina, la potenciación de enfermedades contagiosas como la malaria, la tuberculosis y el sida, responsables de cinco millones de muertes al año; y los males tradicionales asociados al cigarrillo, al alcohol y el cáncer. En EE.UU., la mayor potencia del mundo, se calcula que 3,5 millones de menores de cinco años padecen hambre, por lo que no es difícil imaginar lo que sucede en naciones empobrecidas. Ya para el 2008, producto de la escasez mundial de alimentos que estalló con las protestas de Haití, más de 100 millones de personas habían recaído en la pobreza, agudizándose sus problemas sanitarios. Las finanzas están íntimamente ligadas a la salud y hasta en aspectos insospechados. Como ejemplo, vale observar cómo está afectando la reducción del volumen de las remesas familiares que los inmigrantes envían a sus países de origen. Se calcula que el 57% de los fondos que los mexicanos giran desde EE.UU. a sus familias, terminan en el servicio sanitario del país. La Comisión Económica para América Latina y el Caribe advirtió que la región podría contraerse más de lo debido este año por la gripe porcina en México, situación que se agravará si el virus emigra hacia el hemisferio sur con la llegada del invierno, creando mayores sobrecargas a los sistemas públicos de asistencia médica. Seguramente, los gobiernos del sur, como Argentina, Uruguay, Chile y Bolivia adoptarán políticas firmes contra el virus A H1N1 o sus posibles mutaciones, no solo para proteger sus débiles sistemas asistenciales, sino más bien para no trastabillar en los períodos electorales que se avecinan. En sus espejos tienen el reflejo del presidente Felipe Calderón, quien a pesar de tener que lidiar con un medio de salud obsoleto, tomó firmes decisiones que le valieron la subida de su popularidad, lo que gravitará a favor del oficialismo en las elecciones legislativas de julio próximo en su país. Si bien las campañas curativas generan mayores réditos políticos como quedó ya demostrado con Calderón, en épocas de crisis sanitaria y económica, el desafío para los gobiernos es mucho mayor. Tal vez como lo hizo Tailandia para salir de su recesión de los 90, los líderes deben adoptar políticas de prevención, reformar los sistemas de sanidad y procurar mayores inversiones.
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