Debido a la mala calidad de la harina subsidiada, proveniente de Argentina, el Gobierno decidió suspender su importación y venta. Según Edgardo Mármol, Gerente general del Banco Nacional de Fomento, se registró un tipo de descomposición posiblemente causado por la humedad o el trayecto del viaje. Sin embargo, los panificadores se ven en la necesidad de comprar harina no subsidiada para cumplir con la demanda aunque afirman que la inversión supera las ganancias. Existe una diferencia de casi el 50% entre ambos productos: la harina subsidiada tenía un valor de 22 dólares por quintal contra los 33 dólares que cuesta cada saco de la nacional. Las autoridades no descartan una posible revisión a los precios del producto local pues a nivel internacional bajó la cotización del trigo. Mármol asegura que no habría inconvenientes para mantener el precio del pan y otros productos similares pues la escasez de harina no se extenderá más allá de un mes. Además, el Gobierno anunció la importación de un lote de 21 mil toneladas de materia prima para superar el déficit. Otro de los cuestionamientos de los panificadores se halla en que la calidad de la harina subsidiada no es la más adecuada. Sostiene que para la elaboración del pan tienen que mezclarla con harina nacional para obtener pan de mediana calidad.