"Suplico a todos aquellos con alguna responsabilidad que exploren toda vía posible para buscar una solución justa a las enormes dificultades, para que ambos pueblos puedan vivir en paz en una patria propia, dentro de fronteras seguras e internacionalmente reconocidas", afirmó el Papa.
En su discurso de llegada, pronunciado en inglés ante las mayores autoridades de Israel, entre ellas el presidente Shimon Peres y el primer ministro Benjamin Netanyahu, el pontífice mencionó 13 veces la palabra paz.
"Espero y oro para que se pueda pronto crear un clima de mayor confianza, que permita a las partes lograr progresos reales en el camino hacia la paz y la estabilidad", dijo. "La esperanza de numerosos hombres, mujeres y niños por un futuro más seguro y más estable depende del éxito de las negociaciones de paz entre israelíes y palestinos", agregó.
En un gesto inusual, Peres acogió en latín al pontífice y pronunció breves palabras en el idioma oficial de la Santa Sede: "Ave Benedicte, princeps fidelium qui hodie terram sanctam visitas" (saludo al creyente entre los creyentes que inicia una visita a Terra Santa).
"Considero su visita aquí, en Tierra Santa, como una misión espiritual de la mayor importancia, una misión de paz. Una misión para sembrar las semillas de la tolerancia y erradicar las del fanatismo", prosiguió Peres en inglés. En su discurso, el Papa condenó "totalmente" el antisemitismo, que calificó de "repugnante".
"Desafortunadamente el antisemitismo continúa alzando su repugnante cabeza en muchas partes del mundo, eso es totalmente inaceptable", afirmó el Papa.
Por la tarde, el Papa visitó el Memorial del Holocausto en Jerusalén, sin entrar al museo para evitar las polémicas por la existencia de una placa contra la figura de Pío XII, acusado de haber guardado silencio durante el genocidio nazi.
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