Editorial Apagones no programados incrementan la inseguridad
La ciudadanía manabita vuelve a manifestar su malestar por los apagones que a diario se dan en los cantones, sin aviso ni programación alguna, incomodando más porque nadie sabe en qué momento se queda sin la energía eléctrica.
Y, al parecer, el problema se centra en los cantones Manta, Montecristi y Portoviejo, cuyos habitantes son los que con frecuencia diaria están recibiendo los cortes dispuestos desde la misma central de la Corporación Nacional de Electricidad (Cnel).
Se complica la situación porque las órdenes están supeditadas a los imprevistos que se presentan en los lugares de generación a nivel nacional, a la capacidad del suministro de la energía, y dependiendo de las necesidades de racionamiento varía la cantidad de megavatios a suspender.
Aun así resulta un tanto incomprensible y hasta profesionalmente ilógico, que si los cortes tienen que ser diarios no se estructure un cronograma de seccionamiento equilibrado en cuanto a los lugares a afectar, pues se sabe cuánto consume cada uno de los sectores en los que están divididos los cantones o las ciudades.
Indudablemente existen lugares que no deben ser tocados por lo estratégico de los mismos dentro de la población, y eso está bien; pero sí es factible el ordenamiento de los cortes en los otros lugares, para que no sean los mismos continuamente.
Cualquiera que sea la razón, estos reclamos han entrado a formar parte del diario lamento de los ecuatorianos, puesto que se entiende que no solamente Manabí está siendo castigada por las falencias en la generación de energía en el país.
Y hay que subrayar que, además del incremento de los riesgos de daños que puede causar los cortes imprevistos, también la inseguridad aumenta, especialmente por las noches, especialmente ahora que la delincuencia está retomando su negativa presencia.