En tiempo de elecciones aparecen desde embajadoras de belleza, pseudos periodistas fundamentalistas y los tradicionales buitres de la política, supuestos salvadores de la patria. Claro, estamos en un país libre y democrático, y quien crea tener la capacidad, la ética o los principios morales para ocupar el cargo que ostenta, bienvenido sea; lo que no se puede dejar pasar por alto es, la “demagogia política”, de ciertos candidatos que con tal de captar el voto popular simplifican sus ofrecimientos, más allá de lo tolerado, por quienes soñamos con un país que ofrezca mayores oportunidades y condiciones de vida en este nuevo Siglo XXI.