El investigador estadounidense Dan Rivera, conocido por custodiar a la icónica muñeca Annabelle y por su participación en documentales sobre lo inexplicable, falleció de forma repentina el pasado 13 de julio en Pensilvania. Con una larga trayectoria dentro de la comunidad dedicada a desentrañar el mundo de lo oculto, su deceso se dio durante una gira sobre fenómenos paranormales.
El anuncio de su muerte ha sacudido a seguidores del misterio y la investigación psíquica en Estados Unidos y el mundo. Rivera, miembro destacado de la New England Society for Psychic Research (NESPR), colaboró en varias producciones audiovisuales como 28 días paranormales, donde relataba casos reales de actividad inexplicable que había investigado junto a su equipo.
Hallan su cuerpo junto a Anabelle y otros objetos paranormales
En la habitación donde fue hallado el cuerpo de Rivera, estaban presentes todos los objetos exhibidos durante la gira, entre ellos la muñeca Annabelle. El equipo forense lleva a cabo la autopsia para determinar la causa del fallecimiento. Pero la falta de una explicación clara de inmediato ha hecho que algunos allegados consideren la posibilidad de un vínculo con algún fenómeno paranormal.
Sin embargo, las autoridades de Pensilvania confirmaron que no existen indicios de actividad criminal en el fallecimiento del investigador. La noticia ha dejado un vacío entre los aficionados a lo paranormal, que seguían de cerca las giras y conferencias de Rivera.
Guardián de Annabelle, la muñeca más temida del mundo
Rivera alcanzó notoriedad internacional al convertirse en uno de los principales custodios de Annabelle, la famosa muñeca vinculada a supuestos casos de posesión demoníaca y fenómenos sobrenaturales. Este objeto se conserva dentro de una vitrina sellada en el museo fundado por los investigadores Ed y Lorraine Warren, ha sido tema central de películas, libros y documentales.
Lejos de alimentar el mito como simple espectáculo, Dan Rivera defendía un enfoque de respeto y advertencia. “El verdadero peligro no está en la muñeca como tal, sino en lo que representa. Y en la energía que puede atraer si no se trata con cuidado”, afirmaba en una de sus últimas entrevistas. Su labor consistía no solo en proteger el objeto, sino en educar al público sobre la importancia de aproximarse a estos fenómenos con cautela.
Dan Rivera dedicó su vida a lo inexplicable
Más allá de su papel como guardián de Annabelle, Rivera construyó una carrera centrada en el análisis de casos de apariciones, presuntas posesiones y lugares considerados embrujados. A través de conferencias, giras y documentales, transmitía sus experiencias de primera mano, tratando de ofrecer respuestas a quienes buscaban entender lo que parece escapar a la explicación científica.
En 28 días paranormales, por ejemplo, compartió su visión sobre cómo la energía de ciertos lugares puede afectar a las personas, y abordaba historias documentadas por la NESPR a lo largo de décadas. Su forma de narrar, equilibrando misterio y prudencia, le granjeó el respeto de colegas y el cariño del público.
Legado que trasciende
El vacío que deja Rivera se siente especialmente entre quienes veían en él un puente entre el público general y el relato de fenómenos paranormales. Su fallecimiento confirma, que incluso quienes dedican su vida a estudiar la muerte y lo inexplicable, no escapan a su propia fragilidad humana.
Aunque falta el resultado de la autopsia para conocer la causa exacta, Dan Rivera ya forma parte de las historias que contaba. Un hombre que dedicó su vida a enfrentar lo desconocido, que custodiaba el objeto más temido del museo de lo oculto. Hoy deja tras de sí preguntas sin resolver.
Su legado seguirá presente en documentales y testimonios. Pero en especial en el recuerdo de quienes lo escucharon hablar sobre un mundo que, para muchos, sigue siendo tan inquietante como fascinante.