La ministra de Economía y Finanzas de Ecuador, Sariha Moya, sostuvo reuniones con cinco bancos soberanos de China la semana pasada, en el marco de la IV Reunión Ministerial del Foro China-Celac celebrada en Pekín, con el propósito de explorar oportunidades de financiamiento para proyectos energéticos y viales prioritarios del gobierno.
Bancos soberanos de China
La Cartera de Estado informó el 20 de mayo de 2025 que el objetivo de estas reuniones es «fortalecer la relación bilateral financiera y explorar nuevas oportunidades de financiamiento para proyectos que generen beneficios concretos para los ecuatorianos». Entre las instituciones financieras con las que la ministra Moya se reunió figuran el Banco de Desarrollo de China (CDB), el Banco Industrial y Comercial de China (ICBC), el Banco de China, el Banco de Exportación e Importación de China (Eximbank) y el Banco Asiático de Inversión en Infraestructura (AIIB).
Durante estos encuentros, la ministra Moya presentó los proyectos prioritarios del gobierno del presidente Daniel Noboa. Se hizo énfasis en el sector de energías renovables y la infraestructura vial, destacando el interés de Ecuador en obtener alternativas de financiamiento a través de bancos e inversionistas chinos. Asimismo, se dialogó sobre posibles asistencias técnicas en temas energéticos, considerando la amplia experiencia que China posee en este ámbito.
Contexto de las relaciones económicas globales
Estas reuniones se desarrollan en un contexto de tensiones comerciales persistentes entre Estados Unidos y China, lo que ha generado un monitoreo cercano desde Washington a la reciente reunión ministerial entre la CELAC y el gigante asiático. Un ejemplo de este acercamiento regional a Beijing fue el anuncio de Colombia, en el marco de estas mismas reuniones, de su adhesión a la iniciativa «Ruta de la Seda».
Esta iniciativa global de infraestructura y desarrollo, liderada por China, busca mejorar la conectividad y cooperación económica entre Asia, Europa, África y América Latina mediante inversiones en diversos sectores, incluyendo puertos, ferrocarriles, vías, energía y telecomunicaciones.
La respuesta de Estados Unidos al anuncio de Colombia, considerado uno de sus principales socios en la lucha contra el narcotráfico en la región, no se hizo esperar. El Departamento de Asuntos Exteriores del Hemisferio emitió un comunicado contundente a través de su cuenta de Twitter, declarando: «Estados Unidos se opondrá firmemente a los proyectos recientes y a los próximos desembolsos del BID y otras instituciones financieras internacionales para empresas estatales chinas en Colombia (y otros países de la Franja y la Ruta de la Seda) y controladas por China. Estos proyectos ponen en peligro la seguridad de la región». Añadió que «el dinero de los contribuyentes estadounidenses no debe ser utilizado de ninguna manera por organizaciones internacionales para subsidiar a empresas chinas en nuestro hemisferio».
Estados Unidos expresa preocupación de que las ofertas de financiamiento e inversión de China a países latinoamericanos como Ecuador, Colombia, Argentina o Brasil, en sectores estratégicos como infraestructura y energía, puedan expandir su influencia geopolítica en la región.
La relación financiera histórica con China
Los bancos con los que se reunió la ministra Moya son precisamente aquellos con los que Ecuador acumuló una considerable deuda entre 2009 y 2016, durante la administración de Rafael Correa. En 2016, esta deuda alcanzó su punto más alto, representando casi el 10% del Producto Interno Bruto (PIB) de Ecuador, con un monto de USD 9.622 millones.
Sin embargo, esta tendencia cambió a partir de 2017. El flujo de recursos provenientes de China se redujo a medida que la economía ecuatoriana enfrentaba mayores desafíos y una creciente falta de liquidez. Tras los impactos económicos de la pandemia de Covid-19, los bancos soberanos de China disminuyeron drásticamente los montos de los préstamos y se vieron obligados a reestructurar las deudas con Ecuador. Para febrero de 2025, el saldo de la deuda de Ecuador con China se había reducido a USD 2.560 millones.
Los desembolsos de préstamos chinos en el pasado no estuvieron exentos de observaciones. Durante el correísmo, el gobierno aprobó muchos de estos créditos bajo la condición de ventas anticipadas de petróleo, que funcionaban como garantía. Las condiciones de estos acuerdos, a menudo consideradas poco transparentes y onerosas para Ecuador, llegaron incluso al ámbito judicial.
Además, numerosos créditos estuvieron condicionados a la construcción de obras por parte de empresas chinas, algunas de las cuales generaron cuestionamientos. Un ejemplo notable es la hidroeléctrica Coca Codo Sinclair, la más grande del país, que fue objeto de observaciones por parte de la Contraloría debido a miles de fisuras y que en 2024, en medio de la crisis eléctrica y los apagones, no logró entregar la totalidad de la energía para la que fue diseñada.