La menopausia representa mucho más que el fin del ciclo menstrual: es una etapa de profundos cambios hormonales que pueden desencadenar efectos notables en la salud física y emocional. Entre ellos, el riesgo cardiovascular destaca como una de las mayores preocupaciones médicas.
Un reciente estudio publicado en la revista Menopause revela datos alarmantes. Durante la transición menopáusica, solo el 21% de las mujeres alcanza puntuaciones ideales en Life’s Essential 8 (LE8), una herramienta de la Asociación Americana del Corazón diseñada para medir la salud cardiovascular.
Este hallazgo proviene de un análisis detallado de aproximadamente 3.000 mujeres participantes del Estudio de la Salud de la Mujer en Todo el País (SWAN), en Estados Unidos.
El peso del sueño, la glucosa, la presión y el tabaco
La investigación identificó que cuatro factores influyen especialmente en la salud cardiovascular durante y después de la menopausia. Los niveles de glucosa en sangre, la presión arterial, el consumo de nicotina y, en especial, la calidad del sueño.
“Anteriormente hemos demostrado que la transición a la menopausia es un momento de mayor riesgo cardiovascular”, explicó la profesora Samar R. El Khoudary, autora principal del estudio y experta en epidemiología de la Universidad de Pittsburgh.
El análisis mostró que, aunque todos los factores del LE8 importan —como nutrición, actividad física, índice de masa corporal y lípidos en sangre—, el sueño tuvo un peso especialmente relevante como predictor de eventos cardiovasculares y mortalidad a largo plazo.
Según Ziyuan Wang, primera autora del estudio y candidata a doctorado en Salud Pública en Pitt, lograr un promedio de siete a nueve horas de sueño saludable podría contribuir significativamente a la salud cardíaca y longevidad femenina.
Dormir mal puede duplicar el riesgo de enfermedad cardíaca
Uno de los datos más impactantes del estudio es que la mala calidad del sueño puede duplicar las probabilidades de desarrollar enfermedades cardíacas a largo plazo. Esto ocurre porque el sueño insuficiente o de mala calidad puede alterar procesos metabólicos. Además, aumentar la presión arterial y elevar los niveles de inflamación en el organismo.
El Khoudary subrayó que, dado que las enfermedades cardíacas son la principal causa de muerte en las mujeres, estos hallazgos refuerzan la necesidad urgente de implementar intervenciones médicas y de estilo de vida enfocadas en mejorar la salud durante la menopausia.
Un llamado a cuidar cuerpo y mente
Además del sueño, el estudio reafirma la importancia de mantener niveles óptimos de glucosa, controlar la presión arterial y evitar el consumo de tabaco como pilares fundamentales para reducir el riesgo cardiovascular.
Las mujeres que obtuvieron las puntuaciones más bajas en el LE8 presentaron mayor probabilidad de engrosamiento de la arteria carótida —un indicador de enfermedad cardiovascular subclínica—, así como de sufrir eventos graves como infartos o accidentes cerebrovasculares.
¿Qué pueden hacer las mujeres en la transición a la menopausia?
Los expertos recomiendan adoptar hábitos saludables que protejan tanto el cuerpo como la mente:
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Priorizar un sueño de calidad (entre 7 y 9 horas por noche).
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Mantener una alimentación equilibrada, baja en azúcares y grasas saturadas.
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Evitar el consumo de tabaco y limitar el alcohol.
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Controlar periódicamente la presión arterial y los niveles de glucosa.
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Practicar ejercicio físico de forma regular, adaptado a las posibilidades de cada persona.
Más allá de los síntomas: ver la menopausia como oportunidad
Aunque la menopausia suele asociarse a sofocos, cambios de humor y otras molestias. Los especialistas destacan que también puede ser una oportunidad para reevaluar el estilo de vida. También la importancia de realizar chequeos médicos y adoptar cambios que favorezcan la salud a largo plazo.
Finalmente, el equipo de investigación insiste en que estos hallazgos deben inspirar futuros ensayos clínicos. Así como políticas de salud pública para apoyar a las mujeres de mediana edad en el cuidado integral de su salud cardiovascular. La salud del corazón no depende solo de lo que comemos o de cuánto hacemos ejercicio; dormir bien puede ser tan importante como cualquier otro factor.