La circunferencia de la cintura cobra protagonismo como un indicador esencial del riesgo de mortalidad, especialmente entre mujeres posmenopáusicas. Así lo revela un gran estudio realizado por investigadores del Centro de Cáncer Fred Hutchinson. Mismo que siguió durante décadas a más de 139.000 mujeres de entre 50 y 79 años participantes del proyecto Women’s Health Initiative.
Los resultados, publicados en la revista científica Annals of Internal Medicine, destacan que una circunferencia de cintura mayor se asocia a un aumento del riesgo de muerte. Independientemente del índice de masa corporal (IMC). Es decir, incluso mujeres con un peso aparentemente “normal” pueden tener un mayor riesgo si acumulan más grasa abdominal.
Estratificación del riesgo: qué dice el estudio
El equipo dividió a las participantes en tres grupos (desarrollo, validación 1 y validación 2). Aplicó distintos modelos predictivos para comparar la mortalidad en función de IMC, circunferencia de cintura y una combinación de ambos.
Se utilizaron categorías habituales de IMC (peso normal, sobrepeso y obesidad en sus distintas clases) y se establecieron umbrales específicos de circunferencia de cintura: 80, 90, 105 y 115 cm, según el grado de obesidad. Llamativamente, casi todas las mujeres con obesidad de grado 2 o 3 superaban los 88 cm de cintura. Misma cifra recomendada actualmente como máximo saludable para mujeres, sin importar su peso.
Los resultados mostraron que las mujeres con mayor circunferencia de cintura tenían un riesgo de mortalidad más alto, incluso dentro del mismo grupo de IMC. De hecho, mujeres con peso normal pero con cintura grande tenían un riesgo similar al de mujeres con obesidad y cintura normal.
Incluir la medición de cintura en chequeos
A raíz de estos hallazgos, los investigadores respaldan las recomendaciones de la Sociedad Internacional de Aterosclerosis (IAS) y la Cátedra Internacional de Riesgo Cardiometabólico (ICCR): incluir de forma sistemática la medición de la circunferencia de cintura, junto al IMC, en los chequeos médicos habituales.
Según los autores, incorporar este sencillo dato permite detectar con mayor precisión a las personas con fenotipos de obesidad de alto riesgo. Por ello, podrían beneficiarse de intervenciones preventivas, incluso cuando su peso total no sea alarmante.
Más precisión para cuidar la salud femenina
El estudio refuerza la idea de que la salud metabólica y cardiovascular depende más de la distribución de la grasa corporal que del peso en la balanza. El exceso de grasa abdominal se relaciona con procesos inflamatorios, resistencia a la insulina y otros factores que pueden elevar la mortalidad.
Aunque los modelos que sumaron el dato de la cintura al IMC mejoraron de forma “modesta” la predicción del riesgo de muerte, los expertos coinciden en que esta combinación aporta una visión más completa y útil, especialmente en mujeres posmenopáusicas, un grupo de especial vulnerabilidad.
Con este nuevo respaldo científico, medir la cintura no debería verse solo como una curiosidad, sino como un paso clave en cualquier consulta de salud preventiva.