La pérdida empuja a buscar refugios, y para María Belén Cedeño, reina de Guayaquil 2015, el gimnasio se convirtió en el suyo tras la muerte de su hermano, Miguel Cedeño, conocido como ‘La Cerecita del Pastel’, en junio de 2022. Lo que empezó como ejercicio físico se transformó en un salvavidas emocional, ayudándola a sanar. Este 5 de junio de 2025, Mabe comparte su viaje de resiliencia.
Cuando Miguel Cedeño falleció a los 35 años por cáncer linfático, María Belén sintió que perdía su brújula. “El ejercicio fue mi escape del dolor y el estrés. Me salvó tras perder a Miguel”, confesó a EXTRA. Los primeros dos meses de duelo la mantuvieron lejos del gimnasio, atrapada en la depresión. “Fue como aprender a vivir de nuevo”, admite.
El recuerdo de su hermano la motivó a volver. “Miguel nunca dejó de brillar, ni enfermo. Su pasión me dio valor”, cuenta.
Mabe se fue reconstruyendo paso a paso
Hoy, a sus 28 años, Mabe entrena cinco o seis días por semana, dedicando dos horas diarias a pesas y cardio, mientras cursa una maestría. Su dieta equilibrada y buen descanso completan su rutina. “No busqué peso, busqué músculo y paz”, dice con orgullo. Su cuerpo, ahora tonificado, contrasta con la figura delgada de su reinado en 2015. Pero el cambio más grande es interno: el gym le devolvió la calma.
Miguel Cedeño, conocido como ‘La Cerecita del Pastel’, fue una estrella de la farándula ecuatoriana. Desde los 17 años, destacó en De boca en boca de TC Televisión y en Faranduleros de Canal Uno. Su última aparición, en un aniversario de TC, reflejó su amor por el trabajo. “Él me enseñó a no rendirme nunca”, dice Mabe, quien lleva su ejemplo como bandera.
Más allá del físico
El camino de Mabe se asemeja al de otras figuras, quienes han encontrado en el esfuerzo personal una vía para sanar. Para ella, el gimnasio es un espacio de reconexión. “Cada repetición me recuerda que puedo superar cualquier cosa”, afirma. Su historia inspira a quienes buscan transformar el dolor en fortaleza.
Nacida en Guayaquil, donde fue reina en 2015, María Belén Cedeño es hoy un símbolo de superación. Su compromiso con el ejercicio y el legado de su hermano la mantienen en pie. “El gym no solo me dio músculos, me dio esperanza”, asegura. Su mensaje resuena: caer está permitido, rendirse no.