En Quito, como en muchas ciudades del Ecuador, las relaciones amorosas entre compañeros de trabajo han ido en aumento en los últimos años. Según un estudio realizado por la Universidad San Francisco de Quito (USFQ), más del 35 % de los trabajadores ecuatorianos ha experimentado alguna forma de atracción o vínculo sentimental en el entorno laboral. El fenómeno plantea interrogantes clave sobre qué tan viable es combinar vida personal y profesional, quién regula estos vínculos, cuándo se deben comunicar a recursos humanos, dónde pueden surgir conflictos de interés y por qué las empresas deben contar con políticas claras al respecto.
Enamorarse de un compañero: una realidad frecuente en el entorno laboral
Estudios internacionales coinciden en que la oficina es uno de los lugares más frecuentes para establecer vínculos sentimentales, debido al tiempo compartido y la interacción constante. En Ecuador, un sondeo realizado por la firma Talento Humano S.A. en 2024 reveló que 4 de cada 10 empleados han tenido o conocen una relación de pareja dentro de su lugar de trabajo.
Expertos en comportamiento organizacional advierten que este tipo de vínculos puede impactar la dinámica del equipo, la productividad y el clima laboral, tanto de forma positiva como negativa, dependiendo de cómo se gestione. “Las relaciones no están prohibidas, pero sí deben manejarse con madurez y bajo ciertos protocolos éticos”, explicó Mariana Rivas, especialista en gestión de talento.
El riesgo principal radica cuando existen jerarquías entre los involucrados, lo cual puede generar conflictos de interés, favoritismo o denuncias por acoso laboral si la relación termina en malos términos. Por ello, muchas empresas en Ecuador solicitan que estas relaciones se notifiquen de forma confidencial al área de recursos humanos.
Regulación y límites en el entorno empresarial ecuatoriano
En el Ecuador, no existe una ley que prohíba explícitamente las relaciones sentimentales en el lugar de trabajo, pero la Ley Orgánica del Trabajo y la normativa sobre prevención de riesgos psicosociales establecen que los empleadores deben garantizar un ambiente libre de hostigamiento, acoso o discriminación.
“Una relación mal gestionada puede convertirse en una causa de conflicto o en una denuncia legal si afecta el ambiente laboral”, precisó el abogado laboralista Fernando Palacios. Por esta razón, muchas empresas optan por establecer políticas internas que regulan estos vínculos, sobre todo cuando uno de los implicados tiene autoridad sobre el otro.
Por otro lado, ocultar una relación puede ser más riesgoso que comunicarla, ya que los rumores y percepciones del equipo pueden afectar la confianza organizacional. La transparencia, el respeto y la discreción son fundamentales para evitar consecuencias negativas.
Consejos para quienes viven se enamoran de un compañero en el trabajo
Los psicólogos laborales recomiendan establecer límites claros entre la relación y las funciones profesionales, evitando muestras excesivas de afecto en el entorno laboral y manteniendo la objetividad en decisiones que involucren a la pareja.
Asimismo, si la relación avanza, puede ser recomendable que uno de los miembros solicite un cambio de departamento o función para prevenir conflictos de interés. Esto es especialmente importante si la relación involucra niveles jerárquicos distintos.
Finalmente, es clave reconocer cuándo una relación está afectando negativamente el desempeño laboral. En ese caso, se recomienda acudir a recursos humanos o, si es necesario, solicitar asesoría externa.
Conclusión: Convivencia profesional y emocional
El amor entre compañeros de trabajo no es una rareza, pero sí requiere madurez emocional, respeto institucional y límites claros. Comprender las implicaciones de estos vínculos permite mantener una convivencia armónica y profesional, sin comprometer el bienestar ni el desarrollo laboral de los involucrados.