Expertos explican los peligros de las balas perdidas.
Oswaldo Pico recuerda la Navidad pasada. Dice que su papá vivió un milagro, pues se levantó en el momento indicado.
Resalta que a las 20h00 de aquel 25 de diciembre, su padre se levantó al baño y cuando regresó a acostarse notó un agujero en el techo.
“El gypsum mostraba el espacio por donde ingresó una bala”, comentó.
Dicha ojiva la encontraron en la cama al siguiente día. Sucedió en el sector Las Acacias, en Manta.
Algo parecido contó una persona que prefirió el anonimato, en el sector de la avenida Reales Tamarindos de Portoviejo.
Primero encontró una bala en el garaje. Se percató porque tenía una gotera, y al arreglarla el maestro le indicó que fue producto de una bala.
Después, encontró otras dos. “Fue en fechas diferentes, mi preocupación es porque creo que los vecinos se están armando y hacen detonaciones para ahuyentar ladrones”, mencionó.
Los peligros de las balas perdidas
Paúl Aguirre, coordinador nacional de operaciones de B&B Security, explicó que los riesgos de los tiros al aire son directamente para terceros.
“En el momento en que la bala sube, baja con la misma fuerza y potencia”, resaltó. Acotó que el proyectil puede perforar tanto un techo de zinc como un cráneo.
Estima que una bala puede llegar a recorrer unos 500 metros y luego de ello comienza a bajar por gravedad, dependiendo del tipo de arma.
Su trayectoria también dependerá del ángulo del disparo.
Jorge Aguilar, gerente general de Hutoda, explicó que los tiros al aire podrían terminar hasta con la muerte de una persona.
“Por gravedad, la bala tiene que bajar y puede ingresar por el techo de una vivienda y herir o matar a alguien”, explicó.
Acotó que quienes tienen armas en su casa deben hacerse responsables de la misma.
“Tiene que contar con un certificado de destreza, y saber usarla responsablemente”, indicó.
Detalló que existen varios tipos de armas: las letales, que son las que sus balas vienen con ojivas (parte delantera de un proyectil, cuya sección longitudinal tiene esa forma), y las no letales.
En este último están las traumáticas, en las que sus balas sueltan un perdigón y no causan daños mayores, y las de fogueo.
“Estas sólo emiten sonido. No expulsan ningún material”, indicó.
Esta es la más indicada, según Aguilar, para quienes quieren ahuyentar a los amigos de lo ajeno.
Controles
Desde el Centro de Control de Armas de Manabí del Comando Conjunto, se indicó que desde el decreto emitido en abril de 2023, que regula la tenencia y porte de armas de uso civil, no se ha emitido ningún permiso.
Se explicó que previo a ello, en 2022, emitieron 48 permisos para porte de armas a ganaderos y camaroneros y 77 a personas naturales.
También se explicó que los requisitos que se gestionan ante el Ministerio de Salud como exámenes médicos, psicológicos, psiquiátricos, y toxicológicos, son los que menos cumplen los solicitantes.
A esos requisitos se suman la factura de compra del arma, el certificado biométrico emitido por la Policía, certificado de antecedentes penales, destreza de uso de armas y pago del 15 % de un salario básico ($ 69) por trámites administrativos.
Sobre los casos de balas encontradas en las casas de Portoviejo, indicó que a quien le suceda debe llamar al 131, que es el número de emergencia de la Policía y Fuerzas Armadas, y denunciar el hecho.
El funcionario, que por seguridad prefirió el anonimato, explicó que el Centro de Control de Armas de Manabí, ha decomisado 179 armas en lo que va de este año, (corte al 2 de febrero). Son provenientes de operaciones militares y policiales, se indicó.
Acotó que el armamento decomisado pasa por un proceso hasta su destrucción.
También indicó que están desarrollando una campaña de entrega voluntaria de armas artesanales en todos los centros de control. La campaña durará todo el año, se dijo.
En Ecuador, la tenencia y el porte ilegal de armas de fuego es un delito sancionado con pena privativa de libertad de 3 a 5 años.