Plantas contra superbacterias: cúrcuma y ruibarbo, claves para frenar la resistencia en aguas residuales

Un nuevo estudio científico revela que compuestos naturales extraídos de la cúrcuma y el ruibarbo podrían ayudar a combatir bacterias multirresistentes.

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Plantas contra superbacterias: cúrcuma y ruibarbo, claves para frenar la resistencia en aguas residuales
En casos extremos, las infecciones por superbacterias pueden ser mortales.
Plantas contra superbacterias: cúrcuma y ruibarbo, claves para frenar la resistencia en aguas residuales
En casos extremos, las infecciones por superbacterias pueden ser mortales.

Kerlley Ponce

Redacción ED.

Kerlley Ponce

Redacción ED.

Nació en Portoviejo en 1998. Licenciada en Ciencias de la Comunicación, mención Periodismo por la... Ver más

Cuando consumimos antibióticos, parte de estos medicamentos se eliminan del cuerpo a través de la orina y las heces. Finalmente, estas sustancias llegan a las plantas de tratamiento de aguas residuales. Allí, la presencia de dosis bajas de antibióticos puede favorecer que bacterias comunes evolucionen y desarrollen resistencia, creando lo que los científicos llaman “superbacterias”.

Un equipo de investigadores de la Universidad Estatal de Utah (EE.UU.) estudió precisamente este fenómeno y encontró cepas bacterianas resistentes incluso a fármacos de último recurso, como la colistina, lo que refuerza la urgencia de buscar soluciones alternativas.

“Sin un mejor tratamiento, las aguas residuales podrían servir como caldo de cultivo para superbacterias que luego contaminarían ríos, lagos y embalses, representando riesgos potenciales para la salud pública”, advirtió la doctora Liyuan ‘Joanna’ Hou, autora principal del estudio publicado en Frontiers in Microbiology.

¿Por qué son peligrosas estas bacterias resistentes?

Aunque muchas de estas bacterias, como Microbacterium o Chryseobacterium, no suelen enfermar a personas sanas, pueden actuar como reservorios de genes de resistencia. Esto significa que pueden transferir esos genes a bacterias patógenas más peligrosas, como la E. coli, complicando el tratamiento de infecciones humanas comunes.

“Estas bacterias raras veces son patógenos prioritarios, pero pueden causar neumonía y otras infecciones en personas con defensas bajas”, explicó Hou. “Lo preocupante es que podrían transmitir su resistencia a bacterias que sí son un riesgo clínico importante”.

Cúrcuma y ruibarbo: prometedoras armas naturales

Para investigar posibles soluciones, los científicos sometieron a las bacterias aisladas a 11 compuestos naturales extraídos principalmente de plantas. Entre ellos estaban la curcumina (de la cúrcuma), la emodina (del ruibarbo), la quercetina (de la cebolla y la manzana) y otros conocidos por sus propiedades antimicrobianas.

Los resultados fueron claros: la curcumina y la emodina fueron los más efectivos para frenar el crecimiento celular, reducir la formación de biopelículas y disminuir la actividad bacteriana. Las biopelículas son estructuras que protegen a las bacterias, haciendo que sean todavía más difíciles de eliminar.

Sin embargo, no todas las bacterias respondieron igual. Por ejemplo, las bacterias gramnegativas como Chryseobacterium mostraron resistencia a todos los compuestos, lo que confirma la complejidad del problema.

Cómo detectaron las bacterias multirresistentes

El equipo recolectó muestras de efluentes de una planta de tratamiento en Logan, Utah, y las analizó utilizando el antibiótico sulfametoxazol. Identificaron nueve cepas resistentes a múltiples antibióticos, incluyendo una cepa llamada U2, que resultó ser resistente a todos los antibióticos probados y portadora de la mayor cantidad y variedad de genes de resistencia.

Después, los científicos secuenciaron el genoma de estas bacterias para entender mejor los mecanismos que las hacen resistentes.

¿Qué consecuencias tienen las superbacterias para la salud?

Cuando una persona contrae una infección por bacterias resistentes, los tratamientos convencionales pueden fallar, complicando procedimientos médicos rutinarios como cirugías, partos o tratamientos de cáncer.

En casos extremos, las infecciones por superbacterias pueden ser mortales o requerir antibióticos de último recurso, que suelen tener más efectos secundarios y cuestan más.

Próximos pasos: del laboratorio a la realidad

Aunque los resultados son prometedores, Hou insiste en que es solo el comienzo. Se necesita más investigación para:

  • Probar estos compuestos naturales en aguas residuales reales (no solo en laboratorio).

  • Evaluar si su efecto mejora combinado con tratamientos convencionales.

  • Estudiar los posibles impactos a largo plazo en los ecosistemas.

  • Desarrollar ensayos piloto para comprobar su viabilidad y seguridad ambiental.

“El objetivo es encontrar soluciones más ecológicas y sostenibles para mitigar la resistencia a los antibióticos, que es uno de los mayores retos sanitarios del siglo XXI”, concluyó Hou.

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