Leicester, Reino Unido. Un equipo de científicos de la Universidad de Leicester ha descubierto que las avispas joya (Nasonia vitripennis) pueden ralentizar su envejecimiento biológico si experimentan una pausa natural en su desarrollo llamada diapausa durante su fase larval. El hallazgo, publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), muestra cómo esta interrupción del crecimiento extiende significativamente la vida adulta y reduce el ritmo del reloj epigenético, marcador clave del envejecimiento molecular.
El poder de la pausa: ¿cómo funciona la diapausa?
Las avispas joya, conocidas por su llamativo color metálico, tienen una característica inusual que las convierte en modelos ideales para estudiar el envejecimiento: un sistema de metilación del ADN funcional, similar al de los humanos. Esta similitud permite a los científicos estudiar cómo el entorno influye en el envejecimiento a nivel molecular.
En el experimento, los investigadores expusieron a madres avispas a condiciones de frío y oscuridad, lo que provocó que sus crías entraran en un estado de diapausa, una especie de hibernación en la etapa larval. Esta pausa prolongó su desarrollo antes de llegar a la adultez y extendió su esperanza de vida en más de un 30 %.
Pero el dato más significativo es que las avispas que pasaron por la diapausa envejecieron un 29 % más lentamente en términos moleculares, en comparación con aquellas que no vivieron esta pausa.
Envejecimiento y ADN: el reloj epigenético
El estudio se centró en el reloj epigenético, una herramienta que mide el envejecimiento biológico analizando patrones de metilación del ADN. Este proceso deja marcas químicas que se acumulan con el tiempo, ofreciendo una medida más precisa del envejecimiento que los años cronológicos.
«Es como si las avispas que se tomaron un descanso temprano en la vida regresaran con tiempo extra en el banco», explicó el profesor Eamonn Mallon, biólogo evolutivo y autor principal del estudio. Según Mallon, los resultados demuestran que el envejecimiento no es un proceso fijo, sino que puede ajustarse en respuesta a factores ambientales, incluso antes de alcanzar la adultez.
Lo que revelan las avispas
Este hallazgo no solo tiene relevancia para el estudio de insectos, sino también para la investigación antienvejecimiento en humanos. El estudio identificó que la ralentización epigenética en las avispas se relaciona con cambios en vías biológicas clave, como la señalización de insulina y el metabolismo de nutrientes, mecanismos que están conservados en muchas especies, incluidos los humanos.
Esto refuerza la idea de que algunas intervenciones externas, como la restricción calórica o la exposición a ciertos entornos, podrían influir en el ritmo del envejecimiento humano.
Según los investigadores, este es el primer estudio que demuestra que una pausa en el desarrollo puede tener efectos duraderos y positivos en el reloj biológico de un invertebrado, incluso después de que se reanuda el crecimiento.
Un nuevo modelo para investigaciones futuras
Las avispas joya se perfilan ahora como un modelo emergente en la biología del envejecimiento, especialmente porque combinan dos características clave: un ciclo de vida corto que facilita los ensayos de laboratorio y un sistema de metilación del ADN comparable al de los vertebrados.
La capacidad de controlar su ritmo biológico mediante condiciones ambientales podría abrir nuevas líneas de investigación sobre cómo aplicar principios similares en la biomedicina y la longevidad humana.
El equipo de la Universidad de Leicester planea continuar sus estudios explorando cómo estas modificaciones moleculares se transmiten entre generaciones y si podrían replicarse en otros organismos.