El 12 % de adolescentes en Ecuador han estado embarazadas al menos una vez



El 12 % de las adolescentes ecuatorianas han estado embarazadas al menos una vez y el 78 % de los embarazos adolescentes se registran en el paréntesis de edad de 10 a 14 años, son algunas de las conclusiones del Análisis Rápido de Género (ARG) presentado este jueves en el país.

“Se calcula que el 12 % de niñas entre 10-19 años han estado embarazadas al menos una vez y Ecuador reconoce que el 80 % de los embarazos adolescentes son consecuencia de abusos sexuales”, dice el informe presentado en Quito por las organizaciones Care, World Vision, Plan International y el Programa Mundial de Alimentos (PMA).

Y agrega que “Ecuador se ha convertido en uno de los países de América Latina con mayor tasa de embarazos infantiles: 111 por cada 1.000 niñas entre 15-19 años”.

Presentado a los medios con motivo del Día Internacional de la Niña, el próximo lunes, las organizaciones describen la difícil situación en la que viven las menores ecuatorianas, con unos problemas que, al igual que en otros países, se han visto exacerbados por el impacto de la pandemia del coronavirus.

Los datos se basan en un estudio con corte al mes de julio en el que fueron consultadas 1.507 niñas y adolescentes de entre 10 y 19 años que residen en nueve provincias de Ecuador.

El ARG asevera que el 31,2 % de las encuestadas no conocían sobre métodos anticonceptivos por lo que, sumado a otras razones, califica el sistema de salud estatal de “débil”.

“El acceso a la salud sexual y reproductiva es fundamental ya que el 60 % de las encuestadas dijeron que su primera relación sexual fue entre los 14 y 16 años”, enfatizó en la rueda de prensa una activista de la red de Organizaciones por la Defensa de la Niñez y Adolescencia (RODDNA), identificada únicamente por su nombre de pila, Maholy.

El informe aborda todo tipo de cuestiones relacionadas con la salud y derechos de las menores, y sus resultados después de año y medio de pandemia son ciertamente desalentadores.

Mateo Perrone, representante del PMA, aseguró que “las niñas son las más afectadas cuando hay un problema de carencia de recursos y acceso a la comida”, y según el ARG “se evidencia que la inseguridad alimentaria afectaría más directamente” a ellas debido “a patrones de género que privilegian la alimentación en niños, adolescentes y hombres”.

De esta forma, “el 51 % de las encuestadas afirmó que tuvieron hambre por falta de alimentos en casa”, un fenómeno que agrava asimismo el de la desnutrición y problemas fisiológicos relacionados.

Otra de las conclusiones del informe es que 420.000 menores  -incluidos en este indicador también los varones- son sometidos a trabajo infantil poniendo en “riesgo su derecho a una educación plena”.

El 82 % de las niñas y adolescentes entre 5 y 16 años realizan tareas domésticas en Ecuador, según la actualización de 2021 del ARG, que también denuncia una mayor normalización de estas prácticas.

Esteban Lasso, director país de World Vision, cree que con todo ello “estamos hipotecando el futuro de nuestras niñas y adolescentes”, restándoles oportunidades y permitiendo que los círculos de violencia y pobreza se perpetúen.

Por su parte, Maholy instó a generar un cambio desde los propios hogares y desde la sociedad, con “constantes capacitaciones (a padres y maestros) para erradicar las acciones incorrectas hacia niñas y adolescentes”. EFE

“Se calcula que el 12 % de niñas entre 10-19 años han estado embarazadas al menos una vez y Ecuador reconoce que el 80 % de los embarazos adolescentes son consecuencia de abusos sexuales”, dice el informe presentado en Quito por las organizaciones Care, World Vision, Plan International y el Programa Mundial de Alimentos (PMA).

Y agrega que “Ecuador se ha convertido en uno de los países de América Latina con mayor tasa de embarazos infantiles: 111 por cada 1.000 niñas entre 15-19 años”.

Presentado a los medios con motivo del Día Internacional de la Niña, el próximo lunes, las organizaciones describen la difícil situación en la que viven las menores ecuatorianas, con unos problemas que, al igual que en otros países, se han visto exacerbados por el impacto de la pandemia del coronavirus.

Los datos se basan en un estudio con corte al mes de julio en el que fueron consultadas 1.507 niñas y adolescentes de entre 10 y 19 años que residen en nueve provincias de Ecuador.

El ARG asevera que el 31,2 % de las encuestadas no conocían sobre métodos anticonceptivos por lo que, sumado a otras razones, califica el sistema de salud estatal de “débil”.

“El acceso a la salud sexual y reproductiva es fundamental ya que el 60 % de las encuestadas dijeron que su primera relación sexual fue entre los 14 y 16 años”, enfatizó en la rueda de prensa una activista de la red de Organizaciones por la Defensa de la Niñez y Adolescencia (RODDNA), identificada únicamente por su nombre de pila, Maholy.

El informe aborda todo tipo de cuestiones relacionadas con la salud y derechos de las menores, y sus resultados después de año y medio de pandemia son ciertamente desalentadores.

Mateo Perrone, representante del PMA, aseguró que “las niñas son las más afectadas cuando hay un problema de carencia de recursos y acceso a la comida”, y según el ARG “se evidencia que la inseguridad alimentaria afectaría más directamente” a ellas debido “a patrones de género que privilegian la alimentación en niños, adolescentes y hombres”.

De esta forma, “el 51 % de las encuestadas afirmó que tuvieron hambre por falta de alimentos en casa”, un fenómeno que agrava asimismo el de la desnutrición y problemas fisiológicos relacionados.

Otra de las conclusiones del informe es que 420.000 menores  -incluidos en este indicador también los varones- son sometidos a trabajo infantil poniendo en “riesgo su derecho a una educación plena”.

El 82 % de las niñas y adolescentes entre 5 y 16 años realizan tareas domésticas en Ecuador, según la actualización de 2021 del ARG, que también denuncia una mayor normalización de estas prácticas.

Esteban Lasso, director país de World Vision, cree que con todo ello “estamos hipotecando el futuro de nuestras niñas y adolescentes”, restándoles oportunidades y permitiendo que los círculos de violencia y pobreza se perpetúen.

Por su parte, Maholy instó a generar un cambio desde los propios hogares y desde la sociedad, con “constantes capacitaciones (a padres y maestros) para erradicar las acciones incorrectas hacia niñas y adolescentes”. EFE



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