En un movimiento que pocos anticiparon, Venezuela y Estados Unidos sellaron este viernes un canje de prisioneros que permitió el retorno de 252 migrantes venezolanos desde El Salvador y la liberación de 10 ciudadanos estadounidenses encarcelados en el país caribeño. El presidente venezolano, Nicolás Maduro, presentó el acuerdo como una “victoria” para su gobierno, mientras denunció supuestas torturas sufridas por los migrantes en la prisión salvadoreña de máxima seguridad, el Centro de Confinamiento del Terrorismo (Cecot).
El intercambio, que marca un raro episodio de diplomacia pragmática entre dos gobiernos enfrentados, se concretó tras meses de tensiones. Los migrantes, deportados desde EE.UU. a El Salvador a inicios de 2024 por supuestos vínculos con la banda Tren de Aragua, regresaron a Venezuela en dos aviones. Maduro, en un acto televisado desde Caracas, celebró su llegada: “Han vuelto a la patria, liberados de los campos de concentración y tortura de Nayib Bukele”.
Today, we have handed over all the Venezuelan nationals detained in our country, accused of being part of the criminal organization Tren de Aragua (TDA). Many of them face multiple charges of murder, robbery, rape, and other serious crimes.
As was offered to the Venezuelan… pic.twitter.com/teuIT4GiRT
— Nayib Bukele (@nayibbukele) July 18, 2025
El mandatario venezolano afirmó que el canje implicó entregar a “terroristas convictos” capturados en Venezuela antes de que, según él, atentaran contra líderes del gobierno, incluido él mismo. “Pagamos caro, pero había que liberarlos. Fue un intercambio de terroristas por inocentes”, aseguró. Sin embargo, no presentó pruebas públicas de estas acusaciones, y EE.UU. no ha detallado la identidad de los ciudadanos liberados.
Denuncias de maltrato
El retorno de los migrantes desató duras críticas contra el gobierno de El Salvador. El ministro de Interior y Justicia, Diosdado Cabello, denunció desde el Aeropuerto Internacional Simón Bolívar en Maiquetía que los repatriados fueron atacados con perdigones antes de abordar el avión. Mostrando un cartucho, afirmó: “Varios llegaron heridos. Esto evidencia la brutalidad de Bukele”. Cabello también acusó al presidente salvadoreño de lucrar con la detención de los migrantes, calificando la cárcel Cecot como un “campo de concentración”.
Maduro reforzó estas acusaciones, asegurando que uno de los migrantes “perdió un riñón” por las palizas recibidas. “Muchos fueron torturados, maltratados, pasaron hambre y recibieron comida podrida”, afirmó. En respuesta, anunció que un equipo médico atenderá a los 252 repatriados para evaluar su estado de salud. Cabello, por su parte, exigió que las Naciones Unidas investiguen las denuncias de maltrato en El Salvador.
Mediación internacional
El acuerdo contó con la mediación de figuras de peso. Maduro agradeció al presidente de EE.UU., Donald Trump, por “rectificar una situación irregular”, así como al papa León XIV, al cardenal salvadoreño Gregorio Chávez y al expresidente español José Luis Rodríguez Zapatero. “La Iglesia Católica jugó un rol clave para traer a estos jóvenes de vuelta”, destacó el mandatario venezolano.
El canje se produce en un contexto de tensiones políticas. Los 10 estadounidenses fueron detenidos tras la crisis poselectoral de julio de 2024, cuando el ente comicial venezolano proclamó la victoria de Maduro, un resultado que la oposición calificó de fraudulento. Aunque el acuerdo no incluyó mención oficial de presos políticos venezolanos, fuentes diplomáticas sugieren que el tema pudo haber sido parte de las negociaciones.
Un precedente diplomático
Este intercambio revela que, pese a la retórica hostil, Caracas y Washington pueden alcanzar acuerdos prácticos. Para los migrantes, el retorno significa el fin de meses de incertidumbre en una prisión de máxima seguridad. Para los estadounidenses liberados, representa la libertad tras un año de detención. Sin embargo, las denuncias de maltrato en El Salvador podrían generar un nuevo frente de tensión internacional.
Organismos como la ONU enfrentan ahora presión para investigar las acusaciones contra el gobierno de Bukele. Mientras tanto, el canje refuerza la idea de que la diplomacia, incluso entre adversarios, puede abrir caminos inesperados. En palabras de un analista consultado por BBC Mundo, “este acuerdo muestra que el pragmatismo puede superar las diferencias ideológicas, al menos por un momento”.