El parpadeo disminuye más de un 40 por ciento cuando se mira a una pantalla, con lo cual aumenta la sequedad del ojo y puede desencadenar en el síndrome del ojo seco, afirma el director médico de Miranza Santander, Ramón Bácerna.
¿Qué es el síndrome del ojo seco?
El ojo seco aparece cuando las lágrimas no lubrican correctamente la superficie ocular y puede provocar molestias, problemas visuales e incluso lesiones que afectan a la córnea.
Asimismo, la ausencia de parpadeo puede favorecer la aparición de astenopia acomodativa, que suele manifestarse con dolor de cabeza, picor ocular, lagrimeo o escozor, explica Bácerna.
Recomendaciones para hacerle frente
Para prevenir o tratar el síndrome del ojo seco, el experto aconseja aplicar medidas que reduzcan el tiempo delante de las pantallas, como la regla 20-20-20 que consiste en descansar la vista cada 20 minutos, durante al menos 20 segundos, enfocando algo que esté a más de 20 pies. Asimismo, cerrar los ojos suavemente, mantenerlos cerrados durante unos segundos y luego abrirlos lentamente «ayuda a reforzar el parpadeo», señala.
Además, recomienda realizar un parpadeo consciente en momentos de concentración donde la persona note que parpadea menos. También, aumentar o mantener la humedad en el espacio en el que se encuentre ayuda a reducir la sequedad ocular y a aumentar el parpadeo.
Más opciones contra el ojo seco
Por otro lado, Bárcena advierte que es importante mantener una buena hidratación y, si se sufre de sequedad, las lágrimas artificiales pueden proporcionar un alivio inmediato y ayudar a restaurar la hidratación.
Por último, recomienda vigilar la iluminación en el entorno de trabajo. Así como mantener los monitores a una distancia adecuada, evitar entornos secos o calurosos o realizar pausas periódicas.
Las pantallas generan otros problemas
La Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Asociación Española de Pediatría (AEP) recomiendan limitar el uso de pantallas en niños para prevenir riesgos como obesidad, trastornos del sueño y problemas cognitivos. Según la OMS (2019), los menores de 2 años no deben usar pantallas. Mientras que de 2 a 5 años el límite es 1 hora diaria, preferiblemente con contenido educativo y supervisión.
La AEP (2024) amplía la restricción hasta los 6 años, sugiriendo evitar pantallas en comidas y dormitorios. Para niños de 7 a 12 años, el máximo es 1 hora diaria, y de 10 a 12 años es de 2 horas. En adolescentes, el uso excesivo (más de 3 horas diarias) se asocia con ansiedad, depresión y miopía, según Consumer (2025).
Los adultos también deben limitar el tiempo para evitar insomnio y problemas visuales. Fomentar actividades al aire libre y supervisión parental es clave para un uso responsable.
La Fundación Gasol (2022) señala que los niños españoles superan las recomendaciones, con un promedio de 3 horas diarias entre semana y 5 los fines de semana. Esto lo vinculan con problemas de obesidad y sedentarismo.