El astillero, lugar donde se construyen pesqueros tipo nodrizas, se ubica en la playa entre las parroquia Tarqui y Los Esteros, desde hace décadas. En este lugar, trabaja el constructor naval Carlos Alberto Bailón (56),desde hace 31 años. En esos años, donde también vivió un amplio aprendizaje, ha estado a cargo de la construcción de cinco barcos y reparación de decenas de naves de diferentes calados. El último que reconstruye es el pesquero Isabela.
¿Cómo está el trabajo en el astillero actualmente?
El trabajo varía. A veces hay poco movimiento. La falta de dinero afecta. Los dueños enfrentan problemas. Por ejemplo, la piratería marítima genera pérdidas. Los piratas roban motores, disparan a la tripulación. Esto asusta a los armadores. Nadie quiere enviar barcos al mar si pierde dinero.
¿Cómo impacta eso a los trabajadores?
Es una cadena. Si el patrón gana con la pesca, invierte en barcos. Eso genera trabajo en el astillero. Pero si no hay ingresos, no hay empleo. Sin pesca exitosa, no hay reparaciones ni construcciones. Todo depende de la economía.
¿Por qué hay trabajo ahora?
La economía mejoró un poco. Hay más estabilidad. Actualmente, trabajan 50 o 60 hombres. Eso no es común. Además, las embarcaciones necesitan mantenimiento. La madera se pudre, requiere reemplazo. Esto impulsa el trabajo.
¿Cómo han cambiado las embarcaciones?
Antes, los barcos eran de madera. Todo se hacía a mano. Ahora usamos fibra. La fibra protege la madera, resiste el frío. Es ideal para barcos con sistemas de refrigeración. Pero no dura para siempre. La madera interna se pudre. Hay que cortar la fibra, cambiar la madera y volver a enfibrar.
¿Para qué sirve la fibra?
La fibra alarga la vida del barco. Permite instalar sistemas de frío, recogedores. Hace los barcos más modernos. Resisten mejor el hielo, el mar. Pueden estar más tiempo fuera. Pero el mantenimiento sigue siendo clave.
¿Cuánto tiempo dura construir un barco?
Depende. Antes, con hacha y suela, tomaba tres o cuatro años. Ahora, con motosierras y 24 hombres, se termina en seis o siete meses. Para reconstruir, como el barco actual, lleva cuatro o cinco meses. Trabajan 28 hombres. Todo avanza más rápido.
¿Cuántos barcos están en el astillero ahora?
Hay cinco barcos en trabajo aquí en el astillero. Algunos en reparación, otros en reconstrucción. No todos se construyen desde cero. Por ejemplo, cambiamos ejes, vocines o máquinas. Todo depende del daño.
¿Qué horario manejan para la construcción?
Trabajamos de lunes a viernes. Empezamos a las 8:00 de la mañana. Almorzamos de 12h00 a 13h00. Seguimos hasta las 17h00 de la tarde. Los sábados ya no trabajamos. Antes sí, cuando entré a los 18 años. Incluso pagaban el domingo como bono.
¿Qué tipo de barcos construyen?
Ahora los barcos que se construyen y se reconstruyen en el astillero son considerados industriales. Los planos permiten barcos de 14 metros. Pero algunos, como el actual, llegan a 23 metros. Son más grandes, más modernos. Todo cambió con el tiempo.
¿Cómo afecta la piratería al trabajo?
Mucho. Los dueños temen pérdidas. Un motor robado o una tripulación atacada es un golpe duro. Si no hay confianza, no hay pesca. Sin pesca, no hay barcos para reparar. Todo se detiene.
¿Y las épocas del año influyen en este trabajo?
No tanto. Los barcos de este tipo están en constante trabajo porque ellos no cumplen vedas, los barcos sardineros sí descansan dos meses en verano. Ahí se reparan. Pero este tipo de barcos que reparamos ahora, se los vara por otras necesidades como máquinas dañadas, ejes gastados. No depende del clima, sino del desgaste.
¿Cuántos barcos han estado a su cargo para construir?
Cinco en total. Algunos desde cero, otros reconstruidos. Cada uno es un reto. Hay que adaptarse a los planos, al tamaño, a las necesidades del patrón.
¿Es común tanto movimiento en el astillero?
No, no lo es. Ahora hay más trabajo por la economía. Pero no siempre es así. Cuando la pesca falla, todo se para. Sin barcos, no hay trabajo. Es simple.
¿Qué rol tienes en el astillero?
Soy contratista. Aquí en el astillero organizo el trabajo, dirijo al equipo. También soy carpintero. Conozco el oficio desde los 18 años. Es mi vida.
¿Los barcos enfibrados son más fáciles de limpiar?
Los buzos limpian el casco cuando está varado. La fibra reduce la necesidad de mareas frecuentes. Pero si el daño es grave, el barco sube al astillero. Ahí cortamos, reparamos, enfibramos de nuevo.
¿Qué desafíos enfrentan?
La economía es el mayor desafío. Si no hay dinero, no hay trabajo. La piratería asusta a los dueños. La madera se pudre, exige mantenimiento. Todo cuesta. Pero cuando hay trabajo, avanzamos rápido.
¿Qué sientes al ver un barco terminado?
Orgullo. Es un esfuerzo de meses. Verlo zarpar, listo para el mar, vale la pena. Es mi oficio, mi legado.
Datos del constructor naval
Carlos Alberto Bailón representa la resistencia de un oficio tradicional frente a los retos modernos. En el astillero, cada barco cuenta una historia de trabajo, ingenio y lucha contra la incertidumbre económica. Su experiencia refleja la realidad de un sector que navega entre la tradición y la innovación.
Reside en el barrio Las Cumbres de Manta.