Un nuevo estudio encabezado por el profesor Wladislaw Mill, de la Universidad de Mannheim, y Benjamin Kohler, de la ETH de Zúrich, ha demostrado que la percepción de la belleza y su impacto en el éxito social varía considerablemente según la cultura. El trabajo fue publicado en Scientific Reports y utilizó modelos de lenguaje en 68 idiomas para analizar cómo se asocian palabras relacionadas con la belleza con conceptos positivos o negativos.
El análisis arrojó un dato fundamental: la llamada «prima de belleza» —la ventaja social que tienen las personas consideradas atractivas— existe en muchas culturas, pero no siempre está relacionada con los mismos valores o beneficios.
Modelos lingüísticos como herramienta de análisis cultural
A través del uso de modelos lingüísticos automatizados, los investigadores construyeron un índice transnacional que les permitió medir la relación entre términos como bello o bonito y conceptos como éxito o inteligencia. El objetivo era identificar patrones culturales en la evaluación del atractivo físico.
Los resultados muestran que, aunque la belleza suele vincularse a cualidades positivas, esta asociación no es universal ni se presenta con la misma intensidad en todos los países. “Nuestro método permite por primera vez una comparación automatizada de los patrones culturales en la percepción de la belleza”, explicó Mill.
Europa occidental: belleza como sinónimo de competencia
En países como Francia, Italia y Finlandia, la belleza se asocia con frecuencia a cualidades como inteligencia, fiabilidad y eficiencia. Este fenómeno también se observó en regiones africanas como Somalia, lo que sugiere que la relación entre belleza y éxito no se limita al contexto europeo.
“En muchas culturas occidentales, el atractivo externo parece estar vinculado al rendimiento profesional y social”, señaló Mill. Esta percepción podría contribuir a ventajas laborales, oportunidades de liderazgo o mayor reconocimiento público para las personas consideradas atractivas.
Asia y Europa del Este: asociaciones menos favorables
En contraste, en países como Vietnam o Rumanía, la belleza se asocia con desconfianza, incompetencia o incluso fracaso. Esta diferencia cultural plantea interrogantes sobre los factores sociales y evolutivos que determinan estas percepciones divergentes.
Aunque el estudio no establece causas definitivas, los investigadores mencionan teorías evolutivas previas que relacionan la belleza con señales de salud y reproducción, lo que puede haber influido en ciertos entornos culturales más que en otros.
Impacto social y desigualdad
El hallazgo de que la belleza tiene un valor social variable con implicaciones en el acceso a oportunidades laborales o sociales sugiere que los estándares culturales de atractivo influyen directamente en las estructuras de poder. Esto podría tener consecuencias en entrevistas de trabajo, negociaciones salariales o incluso en la selección de pareja.
“El atractivo puede ser un factor subestimado de desigualdad”, concluyen los autores. Por ello, este estudio podría abrir nuevas vías de investigación sobre cómo los sesgos culturales hacia el físico afectan la distribución de oportunidades en distintas sociedades.