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Las autoridades de Uganda han imputado a cinco personas por inyectar agua, en lugar de la vacuna contra el coronavirus, a más de 800 personas en el país, a las que aseguraron que se le estaba inoculando el fármaco desarrollado por la Universidad de Oxford y AstraZeneca.

Entre los imputados figura Francis Baguma, un estudiante de la Universidad de Makerere que supuestamente se hizo pasar por un médico. Los otros acusados son dos estudiantes universitarias, una enfermera y una matrona y propietaria de un centro médico en Busukuma.

Los acusados, que han rechazado los cargos, han sido imputados por negligencia, conspiración para cometer un fraude y posesión ilegal de propiedades gubernamentales. Asimismo, el tribunal ha ordenado que todos ellos permanezcan en prisión, salvo una de las acusadas, que está embarazada.

La Fiscalía sostiene que todos ellos participaron en un entramado para inyectar agua a los empleados de varias empresas, organizaciones y corporaciones, en el marco de la campaña de vacunación en el país africano, según ha informado el diario ugandés ‘Daily Monitor’.

Asimismo, ha sostenido que, con sus actos, estas personas habrían puesto en peligro la salud pública y habrían colaborado con una propagación de la enfermedad, antes de acusarles de fraude por intentar sacar beneficio económico de la venta de vacunas, que se inoculan de forma gratuita en el país.

Los arrestos tuvieron lugar después de que personas no identificadas informaran a la Unidad Anticorrupción del Parlamento sobre los resultados de laboratorio de las dosis, que determinaron que estaban compuestas por agua, tal y como ha recogido el diario ugandés ‘Nile Post’.

Las autoridades ugandesas han confirmado hasta la fecha 94.904 casos y 2.734 muertos por coronavirus, mientras que 87.633 personas se han recuperado de la COVID-19, según datos facilitados por los Centros de África para el Control y la Prevención de Enfermedades (África CDC), dependientes de la Unión Africana (UA).