Familias desplazadas en un campamento de acogida en la provincia afgana de Balj han denunciado que se están viendo obligados a vender a sus hijos y sus propios órganos, como los riñones, para sobrevivir al duro invierno que está comenzando a asolar al país centroasiático.
Las familia proceden de las provincias del norte del país, como Sar e Pul o Faryab, y sobreviven con la ayuda de organizaciones caritativas que intentan recaudar dinero en efectivo para disuadirles de vender a sus hijos — un niño “cuesta” 1.250 euros — o sus riñones — que se pagan a unos 1.850 euros –, según informa Tolo News.
Estas familias viven ahora en la capital de la provincia, Mazar e Sharif. “Estamos abrumados. Nadie nos presta atención. Estamos en graves problemas”, denuncia uno de los desplazados, bajo condición de anonimato.
Uno de los desplazados obligado a vender sus órganos es Dilbar, quien entregó uno de sus riñones para salvar a su hijo enferma. “La llevé al hospital pero los médicos me dijeron que no había posibilidad de pagar el tratamiento con lo que tenía”, ha lamentado.
El jefe del comité de caridad responsable del campo de desplazados, Mohamad Sadiq Hashimi, ha pedido a los empresarios nacionales que impulsen los esfuerzos para ayudar a las personas necesitadas en todo el país.
“Había algunas hermanas que estaban listas para vender sus riñones; algunas de ellas ya lo han hecho. Vi algunas familias que vendían a sus hijos. Habríamos podido ayudarles”, ha lamentado.