Pese a la ausencia de turistas y aficionados, la culinaria brasileña se ha abierto paso en la Copa América de Brasil, especialmente en Cuiabá, una de las sedes del torneo y que cuenta con una rica gastronomía.
Los pocos visitantes que llegaron a la capital del estado de Mato Grosso (centro-oeste), entre ellos miembros de las delegaciones participantes en la Copa América y periodistas, se deleitan con platos típicos brasileños como el pastel de arroz, realizado con yuca, arroz, mantequilla y coco.
Este pastel es precisamente una de las especialidades de Eulalia da Silva Soares, una mujer de 87 años convertida en una referencia en Cuiabá, una de las cuatro sedes del torneo continental que se celebra en Brasil tras la renuncia de Colombia y Argentina.
“Los clientes vienen de todas partes, mucha gente de fuera. Una cosa simple como esa, pero para mí vale mucho y ayudó a criar a mis hijos”, cuenta a Efe desde su residencia.
Además del pastel de arroz, en su obrador, donde trabajan hijos, nietos y bisnietos, también cocina otras especialidades de la culinaria del centro-oeste, como el pastel de queso y la chipa, una especie de galletas saladas similares al pan de queso.
Las jornadas para atender a los clientes, entre ellos los extranjeros llegados para la Copa América, son largas. El fuego se enciende a las 3 de la madrugada, pero los trabajos tan solo acaban a las 11 de la noche, principalmente los fines de semana, cuando se llegan a utilizar 30 kilos de arroz.
“No sé explicar por qué tiene tanto éxito, es una cosa tan simple”, afirma Da Silva.
Y agrega: “No hay ingrediente secreto, simplemente lo hago con mucho amor”. EFE