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El Papa Francisco pidió a la Iglesia Católica que acoja a las parejas que conviven antes del matrimonio, así como a los divorciados. Esto, a pesar de que recordó que el Magisterio de la Iglesia “promueve la familia dentro del matrimonio”.

En una audiencia con la comunidad académica del Pontificio Instituto Teológico Juan Pablo II para las Ciencias del Matrimonio y de la Familia, Francisco señaló la necesidad de “acompañamiento pastoral a quienes cohabitan aplazando indefinidamente su compromiso conyugal y de los divorciados vueltos a casar”.

Del mismo modo el Papa Francisco insistió: “La Iglesia debe acoger a todos, a todos, no olviden esta palabra”.

El Pontífice señaló que estas personas “son bautizados, son hermanos y hermanas”.

Y que el Espíritu Santo “derrama en ellos dones y carismas para el bien de todos: su presencia en la Iglesia testimonia su deseo de perseverar en la fe. A pesar de las heridas de experiencias dolorosas”.

Para el Papa Francisco, “la Iglesia promueve la familia, fundada en el matrimonio. Contribuyendo en todo lugar y en todo momento a hacer más sólido el vínculo conyugal”.

“En virtud de ese amor que es más grande que todo: la caridad”, dijo Francisco, pero pedió que lo haga sin excluir a nadie.

Asimismo, el Papa Francisco señaló que la fuerza de la familia “reside esencialmente en su capacidad de amar y de enseñar a amar”. “Por muy herida que esté una familia, siempre puede crecer desde el amor”, agregí.

También denunció que, “desgraciadamente, hay países en los que las autoridades públicas no respetan la dignidad y la libertad a las que todo ser humano tiene derecho inalienable como hijo de Dios”.

“A menudo, pesan limitaciones e imposiciones especialmente sobre las mujeres, forzándolas a posiciones de subordinación”, aseguró.