El Tribunal de Apelación de Londres anuncia mañana, viernes, si da luz verde a la extradición de Julian Assange a Estados Unidos, que le reclama para juzgarle por 18 delitos de espionaje e intrusión informática tras las revelaciones de su portal WikiLeaks.
Los magistrados Ian Burnett y Timothy Holroyde decidirán si aceptan o desestiman el recurso presentado por Washington contra el fallo del 4 de enero de la jueza de primera instancia Vanessa Baraitser, que denegó la entrega del programador informático al considerar que presenta riesgo de suicidio.
Si gana EE.UU., en principio el caso regresaría a la inferior Corte de Westminster para que Baraitser lo remita a su vez a la ministra británica del Interior, Priti Patel, que es quien tiene potestad para ordenar la extradición, indicaron a Efe fuentes judiciales.
La defensa podría recurrir esa decisión, así como también la Fiscalía -en representación de la Justicia estadounidense- si el fallo les fuera desfavorable.
Assange, que está en prisión preventiva en una cárcel londinense, no estará mañana, viernes, presente en la sala cuando se haga público el dictamen.
Durante el proceso de apelación en octubre, el fiscal James Lewis sostuvo que Baraitser “erró” en su interpretación del artículo 91 de la ley británica de extradición de 2003 (que permite rechazar la entrega si la salud mental del procesado es tan mala que sería “injusto y opresivo” autorizarla).
Puso en duda también el testimonio sobre el estado de Assange emitido para la defensa por el psiquiatra Michael Kopelman y criticó que la magistrada no le pidiera en enero que detallara el régimen penitenciario que se impondría al periodista y cómo se velaría por su salud.
El abogado defensor, Edward Fitzgerald, alegó por su parte que la jueza aplicó “escrupulosamente” la ley de extradición al juzgar que el trastorno depresivo junto con el síndrome de Asperger que sufre su cliente hacen que sea “muy probable” que trate de suicidarse si es extraditado “al margen de las medidas que se tomen” para impedirlo.
Cuestionó además “la fiabilidad” de las cuatro “garantías diplomáticas” ofrecidas en octubre por EE.UU. sobre el trato que Assange recibiría en prisión si es extraditado.
El fiscal aseguró que el australiano de 50 años no sería sometido a “medidas administrativas especiales”, como tener vetadas las visitas ni ingresaría en la cárcel ADX Florence de súper máxima seguridad en Colorado, a no ser que -matizó- posteriormente hiciera algo para merecerlo.
Además, Washington, a través del fiscal, prometió que, mientras estuviera bajo custodia, Assange recibiría el tratamiento psicológico adecuado y, en caso de condena, podría cumplirla en su país natal, Australia.
La defensa considera que todas estas garantías pueden en la práctica ser revocadas o su aplicación sería difícil.
Detenido inicialmente en 2010 en Londres a petición de Suecia por un caso de presuntos delitos sexuales hoy archivado, el fundador de WikiLeaks ha pasado más de una década confinado en el Reino Unido pese a no haber sido condenado por ningún delito.
Primero estuvo bajo arresto domiciliario y después en la embajada de Ecuador de 2012 a 2019 (cuando Quito le retiró el asilo político), y actualmente en prisión a la espera de que termine el actual proceso. EFE