Colombia y Estados Unidos han logrado resolver una compleja crisis diplomática que amenazaba con generar consecuencias significativas para ambas naciones.
El presidente Gustavo Petro inicialmente se resistió a recibir migrantes deportados, lo que generó una fuerte tensión bilateral.
La Casa Blanca comunicó oficialmente el cierre de la disputa, confirmando que el Gobierno colombiano acepta “todos los términos del presidente Trump” respecto a las repatriaciones. El comunicado oficial establece la aceptación sin restricciones de ciudadanos colombianos retornados en aviones militares.
El canciller Luis Gilberto Murillo declaró públicamente que “hemos superado el impasse con el Gobierno de Estados Unidos”, acompañado por altos funcionarios diplomáticos. La declaración evidenció un tono conciliador tras semanas de intensas negociaciones.
El presidente Petro reposteó inicialmente el comunicado estadounidense, aunque posteriormente lo eliminó sin explicación. Este gesto generó especulaciones sobre los detalles internos de la negociación diplomática.
Colombia y Estados Unidos mantienen el compromiso de garantizar condiciones dignas para los ciudadanos deportados. Las autoridades confirmaron que continuarán trabajando en el proceso de repatriación con respeto a los derechos humanos.
El impasse diplomático provocó alarma internacional, motivando incluso la intervención de organizaciones latinoamericanas. Finalmente, Colombia y Estados Unidos lograron un acuerdo que minimiza las potenciales consecuencias comerciales y migratorias.