Tan pronto Andrés Rosales se enteró que había recibido una visa humanitaria, hizo maletas y partió hacia Miami.

El objetivo de este colombiano era el de reencontrarse y abrazarse con su hijo, tras casi tres años de no verlo.

Con solo once años, Julián Rosales batalla contra un cáncer terminal junto a su madre, en una clínica de Estados Unidos.

En el 2020, al pequeño le detectaron sarcoma de Ewing, un tipo de cáncer que se halla en la fase terminal.

El diagnóstico tomó por sorpresa y hundió en tristeza a toda su familia.

Julián viajó hacia Miami tan pronto él y su familia se enteraron del diagnóstico. El objetivo era recibir el mejor tratamiento disponible en el Nicklaus Children ‘s Hospital.

Sin embargo, los pronósticos de los médicos con respecto a la recuperación eran sumamente desalentadores.

El niño, quien se encuentra actualmente en cuidados paliativos, de la mano de su madre, tenía solo un sueño en mente.

Quería volver a ver a su padre, quien no pudo ir con ellos a Estados Unidos.

Después de dar a conocer su anhelo, el senador estadounidense Marco Rubio logró tramitar la visa para que el padre pueda viajar.

Julián volvió a estar en los brazos de su padre.

Estado muy complicado

A pesar de su delicado estado de salud, solo le bastó observar caminar hacia él a su papá  para reponerse y compartir un profundo momento con él.

“Lo único que me dijo es ‘papá, no llores, eres fuerte. Preocúpate cuando yo esté en la UCI”, relató Andrés, al medio referido.

A pesar del tratamiento médico, el cáncer que Julián padece se ha extendido por todo su cuerpo.

“Ya no tiene opción de quimioterapia porque tiene cáncer en casi todo el cuerpo, en la cabeza, el ojo, los pulmones”, reveló la mamá.

Ahora acompañado de ambos padres, Julián continúa bajo el cuidado de médicos.