La intensa temporada invernal registrada entre enero y abril de 2025 en la región costa de Ecuador dejó un saldo alarmante en el sector agrícola. Según el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG), las pérdidas en Manabí superan los USD 47 millones, con afectación directa a más de 17.000 hectáreas cultivables. Así, agricultores de zonas como Rocafuerte, Tosagua y Chone enfrentan ahora una compleja etapa de recuperación. Lo hacen en medio de deudas, desabastecimiento de insumos y vías intransitables.
Desde la Federación de Organizaciones Campesinas de la Zona Norte de Manabí, se ha señalado que el invierno no solo causó pérdidas económicas, sino también desplazamiento de mano de obra y abandono de tierras. La organización estima que “el 40% de los agricultores están hoy en incertidumbre total. Algunos lo perdieron todo. Ni el arroz ni el maíz se pudieron cosechar a tiempo”.
Las cifras de las pérdidas que deja el invierno
Los cultivos más afectados incluyen arroz, maíz, plátano, yuca y maracuyá. La falta de mantenimiento en canales de riego y drenaje agravó el impacto. Según datos del MAG y de la Secretaría de Gestión de Riesgos:
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Más de 17.000 hectáreas resultaron anegadas.
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Las pérdidas superan los USD 47 millones solo en Manabí.
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Más de 4.500 familias productoras fueron directamente afectadas.
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65% de las pérdidas ocurrieron en arroz y maíz.
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Tosagua, Chone, Bolívar y Portoviejo son las zonas más perjudicadas.
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Al menos 1.200 kilómetros de vías secundarias siguen inhabilitadas.
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Se reportaron 1.300 cabezas de ganado afectadas.
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El 70% de las asociaciones campesinas no cuenta con seguros agrícolas.
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Bajó el abastecimiento local en un 25% en mercados mayoristas.
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Se proyecta una reducción del 18% en el PIB agrícola local este semestre.
Líneas de crédito para los agricultores
Frente a la emergencia, el Gobierno activó líneas de crédito a través de BanEcuador por hasta USD 10.000 a tasa preferencial, aunque gremios agrícolas han advertido que el acceso sigue siendo limitado y burocrático.
Técnicos del MAG y de la FAO están trabajando en un plan de recuperación para el segundo semestre, centrado en asistencia técnica, distribución de semillas mejoradas y reparación de infraestructura agrícola. Sin embargo, líderes campesinos en Manabí señalan que la resiliencia dependerá de inversiones sostenidas en adaptación climática.
Mientras tanto, cientos de pequeños productores como Miriam Mero, de la zona rural de Calceta, intentan resembrar sus parcelas con recursos propios. “No quiero dejar el campo, pero sin apoyo real no podremos seguir sembrando”, lamenta.