Las tormentas eléctricas son un evento meteorológico habitual en regiones como El Carmen, en la provincia de Manabí, especialmente durante los meses de febrero a mayo, cuando las condiciones de alta humedad, temperaturas cálidas y frentes de aire inestables se combinan. En esta región, las tormentas suelen ser más frecuentes y peligrosas entre las 14h00 y las 17h00, según patrones climáticos analizados por el Instituto Nacional de Meteorología e Hidrología (INAMHI).
Este fenómeno, aunque natural, puede ser letal si no se toman las precauciones adecuadas, como lo demuestra el trágico antecedente reciente. El domingo 27 de abril de 2025, un rayo mató a tres jóvenes—Carlos Andrés Mendoza (19 años), Jostin Alexander Vera (18 años) y Katherine Estefanía Vera (17 años)—y dejó a otros dos gravemente heridos mientras se bañaban en el río Chila, en el balneario de agua dulce de la comunidad San Francisco de Chila, parroquia San Pedro de Suma. El grupo fue sorprendido por una tormenta repentina, lo que resalta los peligros de subestimar estas condiciones climáticas.
Los rayos son más frecuentes en zonas rurales
El INAMHI ha identificado que las tormentas eléctricas en Manabí son más frecuentes en áreas costeras y rurales debido a la geografía de la región. La provincia, ubicada en el litoral ecuatoriano, experimenta una alta humedad proveniente del océano Pacífico, que se combina con el calentamiento diurno y la influencia de la Zona de Convergencia Intertropical. Estas condiciones favorecen la formación de nubes de gran desarrollo vertical, conocidas como cumulonimbus, que generan rayos.
En 2025, el INAMHI emitió alertas por lluvias y tormentas eléctricas en Manabí entre el 11 y 17 de febrero, señalando que cantones como El Carmen, Portoviejo y Chone serían especialmente afectados. Sin embargo, no se registró una advertencia específica para el día del incidente en abril, lo que pone en evidencia las limitaciones de los sistemas de alerta actuales.
Un hecho trágico sin precedentes
En Ecuador, los rayos han causado víctimas en el pasado, aunque eventos con múltiples fallecidos son poco comunes. En 2018, un hombre murió en Guayas mientras trabajaba en un campo. Y en 2020, otro caso aislado ocurrió en Imbabura. El incidente en El Carmen, con tres víctimas fatales simultáneas, es un hecho sin precedentes recientes en el país. Este suceso subraya la importancia de sistemas de alerta temprana más efectivos y accesibles, especialmente en zonas rurales.
Los sistemas de alerta temprana para tormentas eléctricas existen a nivel global, pero su implementación en Ecuador es limitada. Tecnologías como ATSTORM, que detecta rayos con un alcance de 40 km, podrían prevenir tragedias al alertar a las comunidades con antelación. Sin embargo, en áreas como El Carmen, la falta de infraestructura tecnológica y la conectividad restringida dificultan su uso.
Sin un sistema de alerta
El INAMHI monitorea las condiciones meteorológicas y emite alertas generales, pero no cuenta con un sistema específico para rayos a nivel local. Esto deja a la población vulnerable, especialmente en regiones donde las tormentas son frecuentes y las actividades al aire libre, como bañarse en ríos, son comunes. Para protegerse durante una tormenta eléctrica, los expertos del INAMHI y el Servicio Meteorológico Nacional de Estados Unidos recomiendan medidas claras.
Si se escucha un trueno, el riesgo de un rayo es inminente, y se debe buscar refugio en un edificio sólido o un vehículo cerrado con techo metálico. Nunca se debe permanecer en cuerpos de agua, ya que el agua es un conductor natural de electricidad. Además, se aconseja esperar al menos 30 minutos después del último trueno antes de reanudar actividades al aire libre, evitar tocar objetos metálicos y mantenerse lejos de árboles altos o espacios abiertos. En el caso de estar en una montaña, lo ideal es ponerse en cuclillas y unir los talones para minimizar el contacto con el suelo.
El Carmen, un punto de peligro
La geografía de El Carmen contribuye a su vulnerabilidad. Su ubicación en una zona llana y costera, con alta humedad y poca cobertura arbórea en ciertas áreas, aumenta el riesgo de impactos directos de rayos. Las áreas rurales, con menos infraestructura de protección y mayor exposición a espacios abiertos, enfrentan un peligro mayor. Además, la falta de educación sobre seguridad en tormentas eléctricas agrava la situación.
Según la Organización Meteorológica Mundial, en regiones vulnerables, menos del 50% de la población conoce las medidas básicas para protegerse de los rayos. El desconocimiento de la población también se refleja en la falta de preparación ante emergencias climáticas.
Planes familiares de emergencia
Aunque el INAMHI y la Secretaría Nacional de Gestión de Riesgos promueven la creación de planes familiares de emergencia, estas iniciativas no siempre llegan a las zonas más apartadas. Realizar simulacros y mantenerse informado a través de fuentes oficiales, como las cuentas de INAMHI y Riesgos_Ec, puede marcar la diferencia en la prevención de tragedias.
La tragedia en El Carmen no solo expone los riesgos de las tormentas eléctricas, sino también la necesidad de acciones concretas para reducir la vulnerabilidad. Mejorar los sistemas de alerta temprana y aumentar la educación pública sobre los peligros de los rayos son pasos claves. Mientras tanto, la población debe tomar conciencia de que un simple trueno puede ser una advertencia de peligro mortal y actuar de inmediato para protegerse.
Factores climáticos provocaron tormenta eléctrica en el norte de Quito, según Inamhi