El conflicto entre Ucrania y Rusia, que comenzó el 24 de febrero de 2022, cumple más de tres años en junio de 2025, dejando un saldo devastador y cifras de muertos que siguen siendo objeto de especulación.
La ONU estimó en junio de 2023 más de 9,177 civiles fallecidos, una cifra que muchos expertos consideran subestimada debido a la dificultad de acceder a zonas como Mariúpol y Donetsk, devastadas por los combates.
Bajas escalofriantes en un conflicto prolongado
En las últimas semanas, ataques rusos con drones en Odesa y Kharkiv han añadido al menos 15 civiles muertos, según reportes locales, aunque la verificación es complicada por la censura y la propaganda de ambos bandos.
En el frente militar, las estimaciones son aún más divergentes. Ucrania ha reconocido oficialmente entre 10,000 y 31,000 soldados muertos hasta 2024, mientras que Rusia minimiza sus pérdidas, reportando cifras que no superan los 100,000.
Sin embargo, analistas occidentales sugieren que las bajas rusas podrían acercarse a 200,000, y las ucranianas a 80,000, basándose en inteligencia satelital y testimonios de desertores.
Estas cifras, aunque plausibles, no han sido confirmadas oficialmente y reflejan la opacidad del conflicto.
La intensidad de los combates, con ofensivas recientes respaldadas por fuerzas norcoreanas, ha elevado el costo humano, pero la falta de transparencia impide un recuento preciso.
Impacto humanitario y respuestas internacionales
La guerra ha desplazado a millones, con más de 6 millones de ucranianos refugiados y un número indeterminado de heridos que colapsan los sistemas de salud.
En las últimas semanas, intercambios de prisioneros bajo el acuerdo de Estambul han devuelto cuerpos a ambos lados, revelando la magnitud de las pérdidas.
Rusia ha admitido recientemente pérdidas de alrededor de 1,009,330 soldados desde el inicio del conflicto, según datos ucranianos, aunque esta cifra parece inflada y carece de corroboración independiente.
Por su parte, Ucrania ha intensificado su coordinación con la OTAN, implementando reformas militares bajo nuevos líderes como el general Shapovalov.
La comunidad internacional sigue dividida: Estados Unidos y Europa mantienen su apoyo militar a Ucrania, mientras Rusia busca aliados como Corea del Norte, que habría perdido 6,000 soldados en operaciones recientes.
El Kremlin insiste en un “ventaja estratégica”, pero su economía, al borde de la recesión, sufre las sanciones y el costo de la guerra.
Ataques recientes, como los de Odesa el 20 de junio, han generado llamados a un alto al fuego, aunque las negociaciones parecen lejanas.
La ONU y Turquía han propuesto mediación, pero Putin ha descartado un cese al fuego, mientras Zelenski exige la retirada rusa.
La población civil sigue pagando el precio más alto, con ciudades en ruinas y un futuro incierto. Mientras el mundo debate sanciones y apoyo militar, la guerra sigue cobrando vidas, dejando un panorama sombrío donde las estadísticas son tan inciertas como el desenlace del conflicto.