En enero de 2025, el Servicio de Rentas Internas (SRI) de Ecuador reportó que los grandes contribuyentes aportaron USD 6.631 millones en impuesto a la renta, un incremento del 14% frente a 2023, en Quito, para fortalecer el presupuesto estatal y las políticas públicas.
El aporte fiscal de los grandes contribuyentes al PIB
En el contexto económico de Ecuador, los grandes contribuyentes —empresas de sectores como retail, minería, telecomunicaciones y banca— son actores clave en la recaudación tributaria. Según datos del SRI publicados el 14 de enero de 2025, estos contribuyentes generaron USD 6.631 millones en impuesto a la renta durante 2024, lo que representa un aumento del 14% en comparación con los USD 5.337 millones recaudados en 2023. Este monto forma parte de los USD 20.000 millones totales recaudados por el SRI en 2024, un récord histórico que equivale a cerca del 18% del PIB del país, según estimaciones del Banco Central de Ecuador (BCE).
La presión fiscal en Ecuador, que alcanzó el 20,9% del PIB en 2022, ha visto un impulso significativo gracias a las contribuciones de estas grandes empresas. En 2024, las autorretenciones implementadas por la Ley de Eficiencia Económica y Generación de Empleo, vigente desde diciembre de 2023, obligaron a 471 grandes contribuyentes a adelantar pagos mensuales de impuesto a la renta, lo que explica en parte el incremento en la recaudación.
Este aumento no solo refleja la capacidad contributiva de las grandes empresas, sino también su rol en la reducción del déficit fiscal, que el Fondo Monetario Internacional (FMI) estima en 1,4% del PIB para 2024, una mejora frente al 3,5% de 2023.
Políticas públicas: ¿cómo se traduce el impacto fiscal?
Los ingresos generados por los grandes contribuyentes tienen un efecto directo en las políticas públicas del país. Los USD 20.000 millones recaudados en 2024 permitieron al Gobierno financiar gastos clave, como los bonos sociales, el sueldo de médicos, profesores y policías, y otras prioridades del Presupuesto General del Estado.
Sin embargo, expertos advierten sobre la sostenibilidad de esta estrategia. Juan Carlos Salvador, presidente del Colegio de Economistas de Pichincha, señaló: «Lo ideal es que la recaudación aumente por más dinamismo de la economía, y no por alzas de tarifas».
El FMI destacó que los ingresos fiscales de los grandes contribuyentes han sido fundamentales para cubrir el déficit de generación eléctrica, que costó al país 0,3% del PIB (más de USD 300 millones) en 2024. Este gasto, orientado a resolver la crisis energética, es un ejemplo de cómo los impuestos de las grandes empresas se destinan a necesidades urgentes que impactan en la calidad de vida de los ciudadanos.
Retos y proyecciones para 2025: grandes contribuyentes y políticas públicas
El panorama para 2025 presenta desafíos para mantener el impacto fiscal de los grandes contribuyentes. Según el BCE, la economía ecuatoriana decreció en tres trimestres consecutivos durante 2024, lo que llevó a una contracción del PIB del 0,9%. Esta recesión, impulsada por la baja inversión privada, pone en riesgo la capacidad de las grandes empresas para mantener su nivel de contribución tributaria.
El FMI proyecta un crecimiento del PIB del 1,6% para 2025, mientras que la Comisión Económica para América Latina (Cepal) estima un 1,4%, según su reporte de diciembre de 2024. Ambas proyecciones, aunque positivas, indican una recuperación lenta que podría limitar el dinamismo económico necesario para aumentar la recaudación sin nuevas alzas tributarias.
Además, el FMI advirtió en diciembre sobre riesgos políticos tras las elecciones de 2025, como «un posible aumento del descontento social y/o la fragmentación política», que podrían obstaculizar las reformas necesarias para optimizar el uso de los ingresos fiscales en políticas públicas. Sin embargo, también señaló que una mayor cohesión política podría acelerar la implementación de reformas, reduciendo las primas de riesgo y fortaleciendo la economía.
El aporte de los grandes contribuyentes, que ha sido un pilar para la estabilidad fiscal en los últimos años, seguirá siendo crucial para Ecuador. Su contribución al PIB no solo refleja su peso económico, sino también su capacidad para influir en la dirección de las políticas públicas, especialmente en un contexto de recuperación económica y desafíos estructurales.