El 8 de junio, la Iglesia católica celebra a San Medardo, obispo que fue canonizado por su evangelización de los francos y su vida de virtud, al que conmemoran en la fecha de su muerte.
Orígenes y formación
San Medardo nació alrededor del año 456 en Salency, cerca de Noyon, Francia, hijo de Nectardo, un noble franco, y Protagia, una galorromana. Se cree que su hermano fue San Gildardo, obispo de Ruán. Desde joven, destacó por su piedad, estudió en la escuela episcopal de Vermand, donde se formó en letras sagradas y profanas.
Acompañó a su padre en viajes a Vermand y Tournai, con lo que evitó distracciones mundanas. Fue ordenado sacerdote por el obispo de Vermand, quien murió en 530, y Medardo fue elegido su sucesor.
En 531, trasladó la sede episcopal de Vermand a Noyon, una ciudad fortificada, debido a las guerras y las incursiones bárbaras. Al año siguiente, tras la muerte del obispo de Tournai, San Eleuterio, Medardo asumió también esa diócesis, unidas hasta 1146.
Evangelización y filosofía de San Medardo
La misión de San Medardo se centró en la conversión de los francos paganos, enfrentó a la superstición, la ignorancia y las costumbres violentas. Su filosofía se basó en la bondad y la comprensión, evitando métodos autoritarios.
Promovió el matrimonio cristiano, otorgándole un valor espiritual, y combatió prácticas paganas con paciencia. Instituyó la Fiesta de la Rosa, premió con flores y regalos a la joven más virtuosa y caritativa de su diócesis, una tradición que reflejó su enfoque pastoral.
Obra y caridad
Medardo mostró desde niño una gran compasión por los pobres, donó su ropa y comida a los necesitados. Como obispo, se dedicó a formar un clero disciplinado y a atender a sus fieles, a quienes consideró su rebaño. Su caridad incluyó reprender con suavidad a los ladrones, guiándolos hacia la conversión.
Su vida estuvo marcada por prodigios, como la leyenda de un águila que lo protegió de la lluvia, lo que lo convirtió en patrono contra las tormentas.
Canonización y reconocimiento de San Medardo
San Medardo fue canonizado por aclamación popular tras su muerte en 560, práctica común en los primeros siglos de la Iglesia. No se requirieron milagros formales, pero su fama de santidad creció por su labor evangelizadora y caridad.
Es venerado como patrono de los campesinos, prisioneros, viñedos y contra el dolor de muelas, este último debido a su representación con una amplia sonrisa.
Celebración del 8 de junio
La festividad de San Medardo se celebra el 8 de junio, fecha de su muerte en 560, según el Martirologio Romano. En Soissons, donde descansan sus restos en la abadía benedictina que lleva su nombre, se ofician misas solemnes.
Su culto es fuerte en el norte de Francia, y en la Edad Media se le invocó para pedir lluvia o protección contra el granizo.
Legado en la Iglesia de San Medardo
El legado de San Medardo perdura en su influencia en la cristianización de los francos y en la tradición de la abadía de Soissons, centro de veneración medieval.
Su vida inspiró la devoción popular, y su iconografía, con un águila o una sonrisa, refleja su fama de protector. En Francia, el dicho “En la risa de San Medardo – el corazón no toma mucha parte” asocia su imagen a su bondad.
Contexto histórico
En el siglo VI, Francia vivió la transición del paganismo al cristianismo tras la conversión del rey Clodoveo en 496. Medardo, contemporáneo de San Remigio, enfrentó un mundo de costumbres bárbaras y desorganización eclesiástica.
Su labor evangelizadora, apoyada por el rey Clotario I, contribuyó a consolidar la fe cristiana en los reinos francos, sentando bases para la Iglesia medieval.