La Fundación Siglo XXI llevó a cabo una jornada de mantenimiento correctivo en el emblemático Faro de Guayaquil, ubicado en el Cerro Santa Ana, uno de los puntos turísticos más representativos de la ciudad.
Los trabajos, que se centraron en la restauración de superficies interiores y exteriores, buscan preservar la belleza y funcionalidad de este ícono porteño, que recibe a miles de visitantes cada año.
Durante la intervención, se realizaron labores de pintura en diversas áreas del faro, incluyendo el repintado de superficies metálicas con esmalte sintético de alta resistencia. Entre las zonas atendidas destacan los pasamanos y las escalinatas del Cerro Santa Ana, elementos que, debido a su uso constante, presentan un desgaste significativo. Según informó la Fundación, estas estructuras sufren un deterioro acelerado por la alta afluencia de turistas nacionales e internacionales que recorren el cerro para disfrutar de las vistas panorámicas del río Guayas y el casco histórico de la ciudad.
El faro es un símbolo de la ciudad de Guayaquil
El Faro de Guayaquil, construido en 2002 como parte de la regeneración urbana del Cerro Santa Ana, no solo es un símbolo de la ciudad, sino también un motor clave para el turismo local. Con sus 17 metros de altura y su diseño inspirado en los faros tradicionales, se ha convertido en un punto de referencia para los visitantes que buscan capturar la esencia de la «Perla del Pacífico». Además, el cerro, con sus coloridas casas, murales y miradores, es un espacio que combina historia, cultura y naturaleza, albergando también el Museo del Cerro Santa Ana y la capilla de Santa Ana, lo que lo hace aún más atractivo.
Según datos de la Dirección de Turismo del Municipio, el Cerro Santa Ana recibe un promedio de 500.000 visitantes al año, una cifra que ha ido en aumento gracias a la promoción de Guayaquil como destino turístico bajo el lema “La Ciudad de Todos”. Sin embargo, esta popularidad también representa un desafío para la conservación de sus espacios públicos.